Manipulación de la memoria

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La manipulación de la memoria es un tema relativamente habitual en la ciencia ficción posterior a la edad de oro.

Si en la edad de oro lo que primaba era la especulación científica y la aventura de las Space Operas, en épocas posteriores el género se centró más en asuntos humanos y en el problema mismo de en qué consiste ser humano. En este entorno de especulación, la manipulación de la memoria juega un papel muy interesante: ¿nuestra personalidad viene definida por naturaleza, o pueden nuestros recuerdos decidir nuestra personalidad?

Como tecnología:

La tecnología ha sido, quizá, la forma más habitual de manipular la mente de las personas. Y es que es muy fácil introducir al personaje en una máquina al estilo de Desafío total (1990) y modificar sus recuerdos sin entrar en más detalles.

No es casual mencionar Desafío total. La película es una adaptación muy libre del relato Podemos recordarlo todo por usted (1966) en el que Philip K. Dick imaginaba una empresa que podía implantar recuerdos falsos a sus clientes.

La posibilidad de manipular la memoria fue algo habitual en la literatura de este autor, con ejemplos como Impostor (1953) en el que un robot es programado para creer que es humano, Síndrome de alejamiento (1965) en el que un hombre recuerda haber matado a su mujer aún cuando ésta sigue viva, La paga (1953), adaptada al cine como Paycheck (2003), en el que un inventor firma un contrato según el cual, para garantizar el secreto empresarial, le será borrada la memoria al finalizar su trabajo...

Otro ejemplo de memoria manipulada o implantada es el que se da en los replicantes de Blade Runner (1982), también basada en la obra de Dick, en concreto en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), en la que la empresa Tyrell Corporation dota a sus androides orgánicos de recuerdos falsos para darles un comportamiento más equilibrado.

Pero no sólo Dick ha explorado la faceta de los recuerdos como parte importante de la personalidad, aunque sus obras hayan quedado como verdadero emblema del problema.

En Olvídate de mí (2004), Michel Gondry imagina el curioso efecto que puede producir en las relaciones personales la posibilidad de acudir a una compañía para que borre tus recuerdos de manera selectiva. Aunque podría haberse desarrollado interesantes implicaciones sociales, Gondry se centra en la lucha entre sentimientos y recuerdos, otorgando una romántica preponderancia a los primeros.

Menos interesante en cuanto a sus consecuencias prácticas resulta Misteriosa obsesión (2004), donde los recuerdos de gente común son modificados por siniestros extraterrestres con fines experimentales. El objetivo, descubrir la explicación al incomprensible lazo emocional entre una madre y su hijo.

En cuanto a la ciencia ficción española, tenemos interesantes relatos, como La pared de hielo (1992), de César Mallorquí, o El sueño de la razón (1996), de Armando Boix. El segundo utiliza la consabida máquina de sueños que de algún modo manipula directamente el campo cerebral. El relato de Mallorquí, por contra, plantea un mecanismo poco utilizado pero mucho más real, como es la manipulación del ARN involucrado en la fijación de recuerdos permanentes, terapia que actualmente se investiga para el tratamiento del Parkinson, por ejemplo. Carlos Pavón, en Poetik GmbH (1998) describe también de manera bastante pormenorizada una memopsia (extirpación de memoria) y, aunque el concepto base no es explícito, si menciona el uso de nanomáquinas encargadas de reconocer y alterar los patrones de memoria que previamente el sujeto de la operación ha tenido que entrenar.

Como poder:

La manipulación de la memoria puede ser también llevada a cabo mediante algún tipo de poder psíquico.

Esta forma de manipulación mental ha sido menos habitual dentro del género. Hay que recordar que una de las premisas de la ciencia ficción es la plausibilidad, y los poderes psíquicos, por su propia naturaleza, forman más parte de las historias de terror. Pese a ello, existen algunos ejemplos.

En El efecto mariposa (2004), nos encontramos con un protagonista que es capaz de alterar, no sólo sus recuerdos, sino realmente los hechos pasados relacionados con los mismos. Gracias a la lectura de unos cuadernos autobiográficos, su conciencia es transportada al momento relatado en los mismos y una vez allí, un cambio en las decisiones tomadas genera una cascada de consecuencias que se traducen en profundas modificaciones en sus recuerdos.

Poderes psíquicos
Puramente mentales: Manipulación del entorno físico:
Percepción extrasensorial Manipulación mental