Los amantes
¡Atención, spoilers! Aquí se desvelan detalles de la trama y el argumento |
Los amantes | |
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Autor: | Philip J. Farmer |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Lovers |
Revista o libro: | Startling Stories |
Editorial: | Better Publications |
Fecha | Agosto de 1952 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Los amantes |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | Hugo a autor más prometedor |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Philip J. Farmer (1952)
Las premisas:
La historia tiene lugar en un futuro en el que la Tierra ha sufrido y superado una epidemia que diezmó la población, de forma que las poblaciones y lenguajes existentes tienen orígenes extraños (hawaianos hablando "americano" en las Américas, japón y China, islandeses en el norte de Europa, israelíes hablando hebreo desde el Mediterráneo hasta el Tibet...).
El protagonista, Hal Yarrow, es un lingüista no especializado que vive en una Norteamérica superpoblada, un estado dominado por la religión (el Iglestado) en el que los consejeros espirituales son obligatorios y no sólo supervisan el comportamiento de sus pupilos, sino que les imponen los emparejamientos.
La religión del Iglestado tiene multitud de similitudes con el cristianismo. Así, existe una figura mesiánica, Issac Sigmen, quien ha determinado el discurrir del tiempo, y su hermando malvado, el Regresor; los sigmenitas pecan no sólo de obra, sino de pensamiento (son responsables incluso de los accidentes fortuitos que, según su religión, provocan al desear el mal); el sexo es pecaminoso y debe ser practicado con fines meramente reproductivos, que son obligatorios...
Todos estos elementos son presentados al principio de la novela y definen la sociedad de Hal, pero la historia no tiene lugar en la Tierra.
Hal es enrolado en calidad de lingüista en un viaje interestelar de colonización del planeta habitable Ozagen. Su función será servir de intérprete entre los humanos y los habitantes del planeta, a los que los humanos denominan "wogglebugs", cumpliendo una segunda función de espía, pues la misión última de los humanos es exterminar a los wogglebugs para hacerse con Ozagen.
Sin embargo, el eje de la novela no es tampoco este plan, sino la historia de amor entre Hal y Jeannette, una muchacha que Hal conoce fortuitamente tras un accidente.
Jeannete asegura ser hija de colonos franceses que llegaron al planeta antes que los sigmenitas. Asegura también haber sido encerrada por los wogglebugs, que la inspeccionaron tanto a ella como a su tía y hermanas, pero que lograron escapar. Jeannette pide ayuda a Hal, quien decide esconderla en su apartamento no sólo de los wogglebugs, sino también de los humanos sigmenitas, pues el líder religioso de la misión jamás autorizaría la relación de Hal con Jeannette y, quizá, podría condenarlos a muerte.
Atraído por la belleza física de Jeannette y su forma extrovertida de ver el mundo, Hal se enfrentará al reto de superar sus condicionantes sociales y religiosos que condenan su relación con ella por pecaminosa. La relación de Hal con Jeannette obliga a éste a dejar de lado su sentimiento de culpa y a comprender que la doctrina de Sigmen no puede ser buena si condena algo tan hermoso como el amor que siente por la muchacha y el placer del sexo que disfruta con ella.
El final da una vuelta de tuerca más a la relación entre Hal y Jeannette cuando ésta muere y Hal descubre que no era humana, sino un pseudoartrópodo que había coevolucionado con los homólogos de los humanos en el planeta. Sin embargo, esto no importa a Hal, quien lamenta que Jeannette no le hubiera confesado qué era en realidad, pues él la habría amado igualmente.
La novela:
Se trata de una novela muy atrevida y rompedora que hace frente a temas tan controvertidos y tabú como la religión, el sexo y el racismo, lo que resulta tanto más meritorio dado que lo hace en una fecha tan temprana como 1952.
La crítica hacia la religión, en especial la religión cristiana, con la que el sigmenismo tiene tantas analogías, es indisimulada. Farmer plantea un escenario en el que una religión basada en el mesianismo, la culpabilidad y la negación de los impulsos naturales (especialmente el sexo) domina la sociedad y las relaciones de pareja dando lugar a una distopía terriblemente opresiva.
La novela sólo desarrolla estas ideas en los primeros capítulos puesto que son necesarias para dibujar el escenario de opresión social en el que ha crecido Hal, lo que, a su vez, será necesario para comprender sus dificultades a la hora de iniciar una relación sana y autónoma con Jeannete. Sin embargo, una vez planteada la situación, la novela deja luego de lado la distopía social para centrarse en el resto de los temas, lo que no permite clasificar la novela de distópica en su conjunto. Sin embargo, a pesar de que el escenario de control social por parte de la religión sea principalmente tratado en la primera parte del libro, esto no es óbice para que la presencia de las figuras religiosas y su control sobre el individuo sean un continuo en la vida de Hal incluso en Ozagen.
La crítica al cristianismo está también presente en las conversaciones de Hal con Fobo, uno de los wogglebugs con los que entabla amistad. Las objeciones y críticas lógicas que Fobo hace al sigmenismo son perfectamente aplicables a la doctrina cristiana.
En lo que al sexo se refiere, la novela presenta escenas casi explícitas, algo inusual en una obra de la edad de plata.
La relación es claramente extramatrimonial, pero la novela no hace la menor insinuación de que exista algo pecaminoso o perverso en ello, más bien al contrario: la relación entre Hal y Jeannette es presentada como una relación sana y natural entre dos adultos que consienten y se aman. Por el contrario, la relación de Hal con su esposa Mary, quien le fue impuesta por el Iglestado, es mostrada como algo antinatural y frustrante.
Si algo hay antinatural en la relación entre Hal y Jeannette son los sentimientos de culpa y los comportamientos absurdos impuestos a Hal durante años y que le impiden disfrutar de una relación sana hasta que, poco a poco, y gracias al amor de Jeannette, consigue vencerlos.
En lo que al racismo se refiere, la novela critica dos aspectos del mismo: por una parte aquel que afecta a las sociedades y da lugar al colonialismo y, por otro, aquel que afecta a las personas en sus relaciones individuales.
El primero es evidente en los planes de los humanos sigmenitas respecto a los wogglebugs: el genocidio de toda la especie. Aunque los wogglebugs son claramente inteligentes, si bien con un desarrollo tecnológico inferior a los humanos, los sigmenitas no consideran que los wogglebugs tengan derecho alguno y los toleran tan sólo el tiempo que estiman les llevará fabricar una arma biológica que los extermine. Los sigmenitas consideran que el haber sido bendecidos por el mensaje de Sigmen les da derecho y poder sobre el resto de las razas, pudiendo condenarlas a desaparecer sin remordimiento alguno.
El racismo entre personas es tratado, quizá, de forma tramposa. En todo momento se presenta a Jeannette como una muchacha de apariencia humana y físicamente atractiva, por lo que es fácil para el lector (especialmente el masculino) empatizar con el deseo de Hal hacia ella. Cuando al final de la novela Fobo (el amigo wogglebug de Hal) explica a Hal la biología de las lalíthas (la especie a la que pertenece Jeannette), la descripción del nacimiento de las larvas desde el cuerpo muerto de su madre puede resultar repulsiva, pero a estas alturas el lector ya ha empatizado con un Hal enamorado de una joven que lo libera de sus prejuicios religiosos. Por este motivo, el lector puede comprender al protagonista cuando lamenta haber dado lugar a la situación que acarreó la fertilización de Jeannette; si no llega a ser por esto podría haber seguido viviendo junto a ella, que se habría mantenido siempre joven, siendo irrelevante su estructura interna.
Farmer aprovecha también la muerte de Jeannette para hacer de nuevo hincapié en la intolerancia religiosa de los sigmenitas. El líder religioso maldice a Hal y lo culpa de la muerte de ella, asegurando que es el justo castigo a sus pecados. Fobo, wogglebug y mucho más tolerante, no culpa a Hal e increpa al religioso tratándolo de hipócrita, asegurando que, en realidad, quería haberse hecho con la muchacha.
Se trata, pues, de una novela breve pero muy densa, con muchas ideas interesantes y rompedoras, especialmente en su época y que, sin embargo, está escrita con sencillez y de forma amena, siendo muy fácil y entretenida de leer. Una gran obra.
Premios:
1953 fue el primer año que se concedió el premio Hugo y, aunque Los amantes no se alzó con el galardón (que fue a parar a la también muy meritoria El hombre demolido de Alfred Bester), los miembros del jurado quisieron conceder un premio excepcional a Farmer como autor más prometedor por esta novela.