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En el momento del estreno, en efecto, la película contó con los efectos digitales más avanzados, infinidad de personajes, vehículos, [[naves espaciales]] y [[escenarios]] fueron directamente diseñados y dibujados por ordenador, sin apenas participación de las técnicas tradicionales que habían hecho famosa a la primera trilogía, como el ''stop-motion'' o el uso de muñecos, animatrónicos y titiriteros como Frank Oz. El resultado fue muy notable en lo visual, pero muy mediocre en casi cualquier otro aspecto.
 
En el momento del estreno, en efecto, la película contó con los efectos digitales más avanzados, infinidad de personajes, vehículos, [[naves espaciales]] y [[escenarios]] fueron directamente diseñados y dibujados por ordenador, sin apenas participación de las técnicas tradicionales que habían hecho famosa a la primera trilogía, como el ''stop-motion'' o el uso de muñecos, animatrónicos y titiriteros como Frank Oz. El resultado fue muy notable en lo visual, pero muy mediocre en casi cualquier otro aspecto.
  
A pesar de lo que pueda parecer, la película tiene un guión que es bastante coherente en sus líneas generales, al menos para tratarse de una [[Space Opera]]: se plantéa como temática la ascensión al poder de una dictadura fascista que se aprovecha del sistema democrático (con una clara inspiración por parte de Lucas en el alzamiento del nazismo) y la ambiguedad moral se introduce en al saga por primera vez. Además, la selección de actores también resulta bastante interesante, con Natalie Portman encarnando a una muy joven Padmé Amidala gestionando una crísis política complicada; y el recurso de disfrazarla (utilizado en algunos de los mayores clásicos de aventuras) funciona a la perfección para darle la oportunidad de desarrollarse como personaje. Además, su interacción con el joven Jake Lloyd resulta natural, y su presencia en pantalla es siempre atractiva. Liam Neeson como Qui-Gon Jinn ofrece un Jedi con al menos una pizca de interés, a pesar de lo limitado que es este tipo de papeles.
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A pesar de lo que pueda parecer, la película tiene un guión que es bastante coherente en sus líneas generales, al menos para tratarse de una [[Space Opera]]: se plantea como temática la ascensión al poder de una dictadura fascista que se aprovecha del sistema democrático (con una clara inspiración por parte de Lucas en el alzamiento del nazismo) y la ambiguedad moral se introduce en la saga por primera vez. Además, la selección de actores también resulta bastante interesante, con Natalie Portman encarnando a una muy joven Padmé Amidala gestionando una crisis política complicada; y el recurso de disfrazarla (utilizado en algunos de los mayores clásicos de aventuras) funciona a la perfección para darle la oportunidad de desarrollarse como personaje. Además, su interacción con el joven Jake Lloyd resulta natural, y su presencia en pantalla es siempre atractiva. Liam Neeson como Qui-Gon Jinn ofrece un Jedi con al menos una pizca de interés, a pesar de lo limitado que es este tipo de papeles.
  
 
Entonces, si el guión no es del todo malo y los tres actores protagonistas ofrecen algo de interés, ¿por qué la película es tan decepcionante? Porque hay que decirlo: ''La amenaza fantasma'' es un producto, en todo aspecto que se proponga, muy inferior a cualquiera de sus predecesoras.  
 
Entonces, si el guión no es del todo malo y los tres actores protagonistas ofrecen algo de interés, ¿por qué la película es tan decepcionante? Porque hay que decirlo: ''La amenaza fantasma'' es un producto, en todo aspecto que se proponga, muy inferior a cualquiera de sus predecesoras.  
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Uno de esos pequeños detalles es el enervante personaje de Jar-Jar Bin. Los [[gungan]], en general, parecen el tributo a un supuesto público infantil que la franquicia debe pagar para ser producida, como lo fueron los [[ewoks]]. Pero el mayor lastre de la obra es el lamentable protagonismo de los efectos digitales, del cual Jar-Jar Bin no es más que un ejemplo. Las innumerables escenas de lucha contra robots carecen de tensión, y con frecuencia los personajes involucrados (cuando son actores reales) parecen no tener ni siquiera una orientación de lo que están haciendo, más bien parece que los robots deciden suicidarse acudiendo a ser cortados por los sables. La interacción de actores reales con un entorno digital resulta fría en muchas ocasiones. Para más inri, muchas texturas digitales se ven poco trabajadas y, en general, los efectos no han envejecido bien, con grandes aspectos mejorables como la coordinación de luces, sombras, y movimientos relativos.
 
Uno de esos pequeños detalles es el enervante personaje de Jar-Jar Bin. Los [[gungan]], en general, parecen el tributo a un supuesto público infantil que la franquicia debe pagar para ser producida, como lo fueron los [[ewoks]]. Pero el mayor lastre de la obra es el lamentable protagonismo de los efectos digitales, del cual Jar-Jar Bin no es más que un ejemplo. Las innumerables escenas de lucha contra robots carecen de tensión, y con frecuencia los personajes involucrados (cuando son actores reales) parecen no tener ni siquiera una orientación de lo que están haciendo, más bien parece que los robots deciden suicidarse acudiendo a ser cortados por los sables. La interacción de actores reales con un entorno digital resulta fría en muchas ocasiones. Para más inri, muchas texturas digitales se ven poco trabajadas y, en general, los efectos no han envejecido bien, con grandes aspectos mejorables como la coordinación de luces, sombras, y movimientos relativos.
  
Estos detalles de mala calidad también aparecen con frecuencia en el guión, en la adición de multitud de escenas innecesarias o poco naturales, explicaciones y comentarios que ponen en entredicho el pacto de ficción. El más disruptivo de todos, probablemente, la invención de los midiclorianos y su absurda explicación sobre su relación con la vida. Este elemento no cumple ninguna función en la trama e introduce una discontinuidad con el universo de la saga hasta ese momento. Y sin duda, uan de als claves que pueden explicar el poco interés que despierta lo que ocurre en al pantalla es la falta de interés que suscitan las acciones de los personajes, que carecen por completo de tensión emocional o de auténtica autonomía. Todas sus acciones parecen prefijadas y todos ellos siguen un camino -el maquiavélicamente diseñado por Darth Sidious- sin siquiera cuestionarse sus propias motivaciones. En definitiva, resulta imposible empatizar con ninguno de ellos, ya que carecen de conflicto.
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Estos detalles de mala calidad también aparecen con frecuencia en el guión, en la adición de multitud de escenas innecesarias o poco naturales, explicaciones y comentarios que ponen en entredicho el pacto de ficción. El más disruptivo de todos, probablemente, la invención de los midiclorianos y su absurda explicación sobre su relación con la vida. Este elemento no cumple ninguna función en la trama e introduce una discontinuidad con el universo de la saga hasta ese momento. Y sin duda, una de las claves que pueden explicar el poco interés que despierta lo que ocurre en la pantalla es la falta de interés que suscitan las acciones de los personajes, que carecen por completo de tensión emocional o de auténtica autonomía. Todas sus acciones parecen prefijadas y todos ellos siguen un camino -el maquiavélicamente diseñado por Darth Sidious- sin siquiera cuestionarse sus propias motivaciones. En definitiva, resulta imposible empatizar con ninguno de ellos, ya que carecen de conflicto.
  
 
Otro interesante aspecto en el que Lucas tampoco lo hace bien es en el propio ritmo de la película, que llega a ser aburrida, debido en parte a la proliferación de escenas visualmente impactantes pero demasiado largas. Lucas no ha sabido economizar en el guión y propone dos finales a historias parciales que no ha sabido unificar, uno en Tatooine y otro en Naboo. Y este segundo, abierto en tres frentes, de los cuales sólo tiene verdadera tensión la lucha de los dos Jedi contra el [[sith]].
 
Otro interesante aspecto en el que Lucas tampoco lo hace bien es en el propio ritmo de la película, que llega a ser aburrida, debido en parte a la proliferación de escenas visualmente impactantes pero demasiado largas. Lucas no ha sabido economizar en el guión y propone dos finales a historias parciales que no ha sabido unificar, uno en Tatooine y otro en Naboo. Y este segundo, abierto en tres frentes, de los cuales sólo tiene verdadera tensión la lucha de los dos Jedi contra el [[sith]].

Última revisión de 11:57 16 feb 2020

La amenaza fantasma
Ficha técnica
Título original: Star Wars: Episode I - The Phantom Menace
Nacionalidad: EE.UU.
Estreno 1: 16 de mayo de 1999
Duración: 136 min.
Ficha artística
Dirección: George Lucas
Guión: George Lucas
Producción: George Lucas y Rick McCallum
Fotografía: David Tattersall
Música: John Williams
Reparto: Liam Neeson, Natalie Portman, Jake Lloyd, Ewan McGregor, Ian McDiarmid, Pernilla August, Oliver Ford Davies, Hugh Quarshie, Ahmed Best, Anthony Daniels, Kenny Baker, Frank Oz, Ray Park, Samuel L. Jackson...
Información suplementaria
Otros datos:
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

George Lucas (1999)

La amenaza fantasma es la cuarta película estrenada de la saga de Star Wars, siendo el episodio I de la saga. Antecede a El ataque de los clones (George Lucas, 2002).

La trama:

"Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana", la Federación de Comercio compite por el control de ciertos mundos dentro de la República, aprovechándose de que el Senado se ha convertido en un órgano de gobierno inoperante debido a la corrupción y a la inacabable burocracia. Aliados a un ominoso personaje, llamado Darth Sidious, pretenden forzar al planeta Naboo a un tratado comercial, primero mediante un embargo al planeta entero, legalmente autorizado por el mencionado Senado.

El Senado, por su parte, ha enviado a dos caballeros Jedi (Qui-Gon Jinn y su aprendiz Obi-Wan Kenobi) para intermediar en una negociación pacífica. Sin embargo, la Federación de Comercio, instigada por Darth Sidious, intenta matar a los Jedi y lanza una invasión mediante un ejército robot sobre el planeta con la intención de capturar a la reina Amidala y forzarla a firmar un tratado ventajoso que luego sea ratificado de facto por el Senado.

Los Jedi escapan a la emboscada, rescatan a la reina y huyen del planeta para denunciar la situación ante el Senado. Sin embargo, la nave en la que huyen resulta dañada y deben detenerse en el planeta Tatooine para repararla, siendo allí donde encuentran a un prodigioso muchacho enormemente dotado para La Fuerza.

La película:

Aprovechando el vigésimo aniversario del estreno de la primera película de la saga, (La guerra de las galaxias, George Lucas, 1977), Lucas se planteó la producción de una nueva trilogía que narrara los acontecimientos previos que llevaron a la creación del Imperio, explicaran los orígenes de Darth Vader, su relación con Kenobi o, incluso, pusieran en contexto las famosas guerras clon. Lucas estimaba que, gracias al desarrollo de los efectos digitales, sus ideas creativas no se verían limitadas para conseguir, por fin, la magnificencia, credibilidad y sentido de la maravilla que siempre había imaginado.

En el momento del estreno, en efecto, la película contó con los efectos digitales más avanzados, infinidad de personajes, vehículos, naves espaciales y escenarios fueron directamente diseñados y dibujados por ordenador, sin apenas participación de las técnicas tradicionales que habían hecho famosa a la primera trilogía, como el stop-motion o el uso de muñecos, animatrónicos y titiriteros como Frank Oz. El resultado fue muy notable en lo visual, pero muy mediocre en casi cualquier otro aspecto.

A pesar de lo que pueda parecer, la película tiene un guión que es bastante coherente en sus líneas generales, al menos para tratarse de una Space Opera: se plantea como temática la ascensión al poder de una dictadura fascista que se aprovecha del sistema democrático (con una clara inspiración por parte de Lucas en el alzamiento del nazismo) y la ambiguedad moral se introduce en la saga por primera vez. Además, la selección de actores también resulta bastante interesante, con Natalie Portman encarnando a una muy joven Padmé Amidala gestionando una crisis política complicada; y el recurso de disfrazarla (utilizado en algunos de los mayores clásicos de aventuras) funciona a la perfección para darle la oportunidad de desarrollarse como personaje. Además, su interacción con el joven Jake Lloyd resulta natural, y su presencia en pantalla es siempre atractiva. Liam Neeson como Qui-Gon Jinn ofrece un Jedi con al menos una pizca de interés, a pesar de lo limitado que es este tipo de papeles.

Entonces, si el guión no es del todo malo y los tres actores protagonistas ofrecen algo de interés, ¿por qué la película es tan decepcionante? Porque hay que decirlo: La amenaza fantasma es un producto, en todo aspecto que se proponga, muy inferior a cualquiera de sus predecesoras.

La respuesta está en los pequeños detalles: la acumulación de pequeños detalles horribles que trabajan activamente para hundir el pacto de ficción y defraudar las expectativas del espectador.

Uno de esos pequeños detalles es el enervante personaje de Jar-Jar Bin. Los gungan, en general, parecen el tributo a un supuesto público infantil que la franquicia debe pagar para ser producida, como lo fueron los ewoks. Pero el mayor lastre de la obra es el lamentable protagonismo de los efectos digitales, del cual Jar-Jar Bin no es más que un ejemplo. Las innumerables escenas de lucha contra robots carecen de tensión, y con frecuencia los personajes involucrados (cuando son actores reales) parecen no tener ni siquiera una orientación de lo que están haciendo, más bien parece que los robots deciden suicidarse acudiendo a ser cortados por los sables. La interacción de actores reales con un entorno digital resulta fría en muchas ocasiones. Para más inri, muchas texturas digitales se ven poco trabajadas y, en general, los efectos no han envejecido bien, con grandes aspectos mejorables como la coordinación de luces, sombras, y movimientos relativos.

Estos detalles de mala calidad también aparecen con frecuencia en el guión, en la adición de multitud de escenas innecesarias o poco naturales, explicaciones y comentarios que ponen en entredicho el pacto de ficción. El más disruptivo de todos, probablemente, la invención de los midiclorianos y su absurda explicación sobre su relación con la vida. Este elemento no cumple ninguna función en la trama e introduce una discontinuidad con el universo de la saga hasta ese momento. Y sin duda, una de las claves que pueden explicar el poco interés que despierta lo que ocurre en la pantalla es la falta de interés que suscitan las acciones de los personajes, que carecen por completo de tensión emocional o de auténtica autonomía. Todas sus acciones parecen prefijadas y todos ellos siguen un camino -el maquiavélicamente diseñado por Darth Sidious- sin siquiera cuestionarse sus propias motivaciones. En definitiva, resulta imposible empatizar con ninguno de ellos, ya que carecen de conflicto.

Otro interesante aspecto en el que Lucas tampoco lo hace bien es en el propio ritmo de la película, que llega a ser aburrida, debido en parte a la proliferación de escenas visualmente impactantes pero demasiado largas. Lucas no ha sabido economizar en el guión y propone dos finales a historias parciales que no ha sabido unificar, uno en Tatooine y otro en Naboo. Y este segundo, abierto en tres frentes, de los cuales sólo tiene verdadera tensión la lucha de los dos Jedi contra el sith.

En definitiva, parece una película de encargo realizada sin pasión y sin pundonor profesional, lo cuál es especialmente censurable teniendo en cuenta que es el propio Lucas quien dirige, guioniza y produce.

Premios:

La película recibió nominaciones a tres Oscar a mejor sonido, mejores efectos de sonida y mejores efectos visuales; pero no se alzó con ninguna estatuilla. La falta de nominaciones en otras categorías más relevantes y el no haber conseguido hacerse ni siquiera con el premio a los mejores efectos especiales, supuso que la película se considerara un fracaso artístico y técnico. Aún así, consiguió otros premios "menores" y, especialmente, los correspondientes a la música de John Williams, quien adaptó sus temas clásicos y creó algunos nuevos, y aquellos relacionados con el fastuoso vestuario de la reina Amidala, uno de los hitos visuales de la película.

  • 2000: Premios Saturn (2) a mejores efestos especiales y mejor vestuario
  • 2000: Premio BMI de música de cine y televisión a John Williams
  • 2000: Premio Brit a mejor banda sonora
  • 2000: Premios Sierra (Las Vegas Film Critics Society) a mejor vestuario
  • 2000: Premios MTV a mejor secuencia de acción por "la carrera de vainas"
  • 2000: Premios OFTA (Online Film & Television Association) (3) a mejor vestuario, mejor peluquería y mejores efectos de sonido
  • 2000: Young Artist Awards a mejor actor menor de 10 años a Jake Lloyd
  • 2000: Premios Razzie a peor actor de reparto a la voz de Jar-Jar Binks

Es también reseñable que consiguió otras seis nominaciones a los Razzie, entre ellas las de peor película, peor guión y peor director.

Saga de Star Wars
(Obras canónicas de cine y televisión)
Cine Televisión

Segunda trilogía
(episodios I, II y III):

Trilogía original
(episodios IV, V y VI):

Tercera trilogía
(episodios VII, VIII y IX):

Otras películas y spin offs:

(1): Sucede entre los episodios II y III. (2): Sucede entre los episodios III y IV. (3): Sucede entre los episodios V y VI. (4):Sucede entre los episodios VI y VII.

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