L de Drake

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La L de Drake o "factor de longevidad", representa el tiempo durante el cual las civilizaciones determinadas por los factores anteriores son capaces de comunicarse. Es decir, el tiempo medio desde que una civilización es capaz de mandar una señal (y lo hace) hasta que dicha civilización desaparece.

Todos los factores anteriores habían dado como resultado el número de civilizaciones comunicativas que surgían cada año (recordemos que partíamos de la tasa anual de creación de nuevas estrellas). El factor L determina cuánto vive por término medio cada una de esas nuevas civilizaciones. Cada año que sobreviva una civilización incrementa las posibilidades de contacto.

Por ejemplo, una vida media de 100.000 años hace que una civilización surgida hace un millón de años ya no cuente como tal en la ecuación. En tal caso, sólo serían computables como civilizaciones con capacidad de comunicación por radio aquellas nacidas hace no más de esos 100.000 años. Esto viene a indicar que sólo son computables para nuestro resultado aquellas estrellas nacidas en los últimos 100.000 años, de ahí la importancia del término.

En otras palabras, multiplicando el número estimado de civilizaciones comunicativas que surgen cada año (determinado por los factores anteriores) por el número de años que sobrevive una civilización, tenemos el número de civilizaciones comunicativas actuales.

Causas de la desaparición de civilizaciones:

Sería fácil suponer que una vez que una civilización ha alcanzado cierto nivel de desarrollo, su supervivencia se hace cada vez más probable.

Sin embargo la creación, uso y posterior proliferación de armas nucleares indicó a los científicos que tal suposición no era segura. La literatura y el cine han dado abundantes muestras de este tipo de pensamiento, alertando sobre los peligros de una guerra nuclear que podrían acabar con la especie al completo (un caso muy extremo) o que podrían destruir efectivamente nuestra civilización hasta revertirla a estados pre-tecnológicos.

Frederik Pohl llegó más lejos y en su relato Fermi and Frost, sugiere que las civilizaciones tecnológicas estén abocadas a la autodestrucción con su propia tecnología.

Aún así, la cuestión sería: ¿después de cuanto tiempo? Si hubiésemos sucumbido con la guerra fría, nuestro valor para L hubiera sido de apenas unas décadas, algo ridículo.

Pero existen otras posibles causas para el Apocalipsis aparte de la de sucumbir a nuestra propia tecnología (sea atómica o de otro tipo), como ha sido la también muy novelada posibilidad de que fuésemos barridos por un impacto de un asteroide. De hecho, hay que recordar que la teoría comúnmente aceptada afirma que los poderosos dinosaurios se extinguieron por este motivo.

Estimación del factor L:

Nuevamente, nos encontramos sin datos estadísticos y sólo podemos hacer un estudio del único caso conocido: el hombre. El primer mensaje radiado con capacidad de salir de la ionosfera fue la inauguración de los juegos olímpicos de Berlín en 1936. Eso nos da, a fecha de 2008, un valor de L = 72 años y, afortunadamente, aumentando.

Estudios sobre civilizaciones humanas (el Imperio Romano, Egipto, Sumerios, China, etc…) indican que el periodo medio de vida de civilizaciones de este tipo es de poco más de cuatro siglos. Sin embargo, este es un estudio sesgado, ya que la desaparición de una de esas civilizaciones resultó normalmente en el surgimiento de otras que heredaban gran parte del conocimiento. A efectos de la ecuación de Drake, estas civilizaciones nunca desarrollaron tecnología que les permitiese enviar mensajes al espacio, por lo que ni siquiera tendrían peso en el cálculo de L. Nos obstante, son una base para hacer posibles analogías.

Progreso continuo:

Se puede presumir que la longevidad de una civilización/imperio va aparejada a varios factores. Uno es el progreso tecnológico. Cuando éste se detiene, la antiguamente fuerte civilización predominante no tarda en ser devorada por una potencia emergente con mejor tecnología. No obstante, este factor implica un entorno de competencia que no se corresponde con los términos de la ecuación de Drake.

Es decir, la competencia tecnológica entre la URSS y Estados Unidos no se contemplaba como la lucha entre dos civilizaciones, sino como una competición interna, y la final supremacía estadounidense es una simple anécdota dentro de la historia general de la civilización humana.

A nivel planetario ésta sería una analogía válida únicamente si tuviésemos competencia en nuestro propio sistema solar. Es decir, una raza extraterrestre (por ejemplo marcianos) que viniese a invadirnos podría acabar con nuestra civilización.

Expansión:

Otro factor, puede que más importante, es el de la expansión territorial. En los viejos imperios, el expansionismo es una forma de doblegar a la competencia. Pero también, trazando un nuevo paralelismo con la biología, la expansión de una civilización mejora sus posibilidades de supervivencia ante los desastres. Así, la caída del Imperio Romano dejó en el caos a buena parte de Europa, pero no todo el Imperio desapareció, sino que buena parte del mismo se escindió en el Imperio Romano de Oriente, que sobrevivió hasta terminada la Edad Media, con la caída de Constantinopla, prolongando su supervivencia mil años.

Trasladando este ejemplo al plano de las civilizaciones a nivel planetario, se puede decir que una civilización aumenta sus posibilidades de ser longeva si consigue salir de su planeta natal, expandirse por lunas y otros planetas cercanos e incluso viajar a otras estrellas.

Si una gran catástrofe asolara la Tierra, pero tuviésemos colonias estables y autosuficientes en Marte o en la Luna, nuestra civilización sobreviviría.

Valores de L:

En general los expertos suelen estimar L entre 10.000 y 100.000 años. Ninguno de estos valores está suficientemente explicado, sino que son simples conjeturas.

Aún así, hay que señalar que no parecen cálculos muy optimistas, ya que estiman que a la raza humana le deben de quedar menos de cien mil años de vida. Teniendo en cuenta que la epopeya del homo sapiens se inició hace 200.000 años, parece ser que estamos ya más cerca del final que del principio.

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Ecuación de Drake

N = (R*) × (P) × (ne) × (fl) × (fi) × (fc) × (L)