Hola y adiós

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Hola y adiós
Autor: Ray Bradbury
Otros títulos: {{{Otros títulos}}}
Datos de primera publicación(1):
Título original: Hail and Farewell
Revista o libro: Las doradas manzanas del sol (Antología)
Editorial: {{{Editorial}}}
Fecha 1948 de {{{Año}}}
Publicación en español:
Publicaciones(2): Las doradas manzanas del sol (Antología)
Otros datos:
Saga: Relato independiente
Premios obtenidos: No se le conocen
Otros datos: No se le conocen
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Ray Bradbury ({{{Año}}})

Ray Bradbury (1948)

Willie tiene la apariencia de un chico de doce años, pero su certificado de nacimiento indica que tiene cuarenta y tres.

Con este punto de partida tan sencillo, Bradbury construye una historia curiosa, alejada de los grandes prodigios e historias épicas que hubieran sido al tentación de muchos autores.

En el momento de unirnos a la historia de Willie, este está a punto de abandonar la casa d eun matrimonio que lo ha acogido en los últimos tres años. El motivo es que en el pueblo empiezan a murmurar acerca de que el pequeño Willie parece no crecer.

Enseguida se nso revela que esto ya ha sucedido en otras cinco ocasiones a lo largo de los último años. William nació como un niño normal, pero al llegar a los doce años dejó de crecer. Eso le causó dificultades, que no hicieron sino agravarse cuando alcanzó la mayoría de edad y no conseguía ningún trabajo debido a su apariencia.

Y esta es la verdadera historia que quiere contar Bradbury, no la de un prodigio inusual, quizás debido a una mutación como hiciera Roger Zelazny en Tú, el inmortal (1965). Sino la historia de un trabajo atípico. Porque Willie, desde que comprendió que esa sería la forma, asumió el trabajo de ser niño, el hijo de alguna pareja que nunca los tuvo. Su misión será jugar y aparentar que tiene doce años, y de ese modo hacer feliz a sus padres adoptivos. Al menos durante un tiempo.