Ghost in the Shell (Película 2017)

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Nota: Este artículo se refiere la película de 2017 con actores reales. Para otros usos ver Ghost in the Shell.

Ghost in the Shell (Película 2017)
Ficha técnica
Título original: Ghost in the Shell
Nacionalidad: EE.UU.
Estreno 1: 16 de marzo de 2017
Duración: 107 min.
Ficha artística
Dirección: Rupert Sanders
Guión: Jamie Moss, William Wheeler, Ehren Kruger (Basada en el manga de Masamune Shirow)
Producción: Michael Costigan, Steven Paul
Fotografía: Jess Hall
Música: Lorne Balfe, Clint Mansell
Reparto: Takeshi Kitano, Scarlett Johansson, Pilou Asbæk, Chin Han, Saito, Borma, Juliette Binoche, Michael Pitt, Peter Ferdinando

Ishikawa

Información suplementaria
Otros datos:
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

Rupert Sanders (2017)

Se trata de la adaptación a imagen real del manga homónimo de Masamune Shirow.

Las premisas:

La película comienza con un texto que explica que la evolución del ser humano hacia su fusión con la máquina está liderada por la compañía Hanka. Acto seguido la imagen se traslada a unas instalaciones científicas a las que personal de Hanka lleva el cuerpo de una mujer cuyo rostro no se llega a ver y que se adivina gravemente herida. Tras estas escenas vemos a un directivo de Hanka decidir que la paciente es un desarrollo que les interesa por su potencial armamentístico y que debe ser destinada la sección 9 y, después, una recreación de la intro de la película de 1995 .

Tras una elipsis de un año vemos a la Mayor Mira Killian (Scarlett Johanson), llevar a cabo una espectacular acción policial que no puede evitar el asesinato de un directivo de Hanka. La investigación de este asesinato revela la existencia de un personaje desconocido con grandes dotes para el hackeo que persigue y asesina a los directivos de Hanka.

El caso es asignado a la sección 9 y pronto el caso se vuelve más extraño, entrelazándose con el misterioso pasado de la Mayor.

La película:

La película es, ante todo, un ejercicio visual espectacular, a menudo abrumador. El elevado número de efectos visuales en pantalla consigue transmitir una atmósfera opresiva y la sensación de inquietud por la continua invasión de elementos como hologramas publicitarios o interfaces semitransparentes. Sin embargo, los personajes se mueven por este entorno totalmente ajenos a ello. Esta familiaridad de los protagonistas ante un entorno tan agresivo marca una clara diferenciación entre los personajes y el espectador.

Por lo demás, estéticamente la película bebe del anime original, especialmente la película de 1995 de Mamoru Oshii algunas de cuyas escenas se recrean con fidelidad (p.e. la persecución que acaba con la pelea en el agua contra una Mayor invisible) y, en general de lo que ya es el canon visual del ciberpunk: escenarios urbanos degradados, aglomeración, grandes anuncios luminosos, tecnología obsoleta, suciedad y un marcado gusto por lo oriental.

Más allá de la simple fachada visual la película hace un intento de no traicionar el manga y el anime originales, por lo que no deja de lado la especulación acerca de la naturaleza humana en un entorno en el que no sólo el cuerpo, sino la propia mente puede ser manipulada. Las dudas de la Mayor acerca de su humanidad, o el hecho de que su pasado le sea desconocido e inaccesible, tratan de mantener la especulación posthumanista de las obras originales: ¿Es humano un humano que no conserva su propio cuerpo? ¿Qué define la personalidad en una mente privada de recuerdos? ¿Qué motiva sus actos?

Sin embargo, comete el error habitual del cine de Hollywood de pretender resolver el dilema. Parece que el cine americano duda de la inteligencia de sus espectadores y es incapaz de mantener un final abierto o una idea no resuelta. Así, mientras en el anime original hay una cierta gradación (humanos no alterados como Togusa, cyborgs como Batou, inteligencias artificiales complejas como los Tachikomas, de los que no queda claro si son conscientes... y la Mayor que, con una personalidad fría y en exceso racional, queda como algo intermedio, algo quizá no definitivamente humano), la película rompe esta ambigüedad que envuelve a la Mayor y resuelve las dudas con un final innecesario (aunque, en honor a la verdad, ya la precuela de 2013, Ghost in the Shell Arise, traiciona esa ambigüedad del personaje de la Mayor). En este mismo sentido, resulta una pena haber desaprovechado las posibilidades especulativas que ofrecía el personaje de Kuze: se le dibuja como un humano atormentado en busca de venganza, dejando de lado la posibilidad de mantenerlo en el territorio ambiguo que en el anime ocupaba la Mayor para reflexionar acerca de los límites de lo que es o no humano.

Otro de los elementos que se sobresimplifica es el de la corporación Hanka. Desde el comienzo queda claro que es una organización ominosa con objetivos oscuros y prácticas poco éticas. No es que en el mundo real las grandes empresas multinacionales hayan dado motivos para presuponer en ellas comportamientos éticos, pero el tratamiento que se hace es en exceso maniqueísta, como si, de nuevo, se dudara de la inteligencia del espectador y fuera necesario proporcionarle un villano estereotipado.

Por lo demás, como película policiaca y de acción funciona perfectamente. El ritmo es adecuado: trepidante en las escenas de acción pero sin dejar que éstas marquen o dirijan el total de la película, de forma que el peso recae en los diálogos y las escenas en las que los actores interactúan entre ellos. Así mismo, la trama de fondo y la forma en que la trama principal la revela están bien construidas y entrelazadas. De esta forma, la película resulta más que recomendable, siendo quizá la mayor pega que no está a la altura del manga y el anime originales, lo que era francamente difícil, dada su excelente calidad.

Whitewashing:

La película ha recibido críticas por lo que se ha denominado whitewashing, es decir, la interpretación por parte de actores de rasgos caucásicos de personajes que originalmente tenían otros rasgos (orientales, en este caso). Resulta evidente que la película realiza esta adaptación con buena parte de los personajes originalmente orientales, ahora bien, ¿resulta justificado?

La idea de actores occidentales en una película ambientada en un Tokyo futurista no debería en principio ser un problema, y de hecho aumenta el ambiente multicultural y cosmopolita de la ciudad. En este sentido, la mezcla es un acierto. Lo que sí resulta más cuestionable es que los actores orientales sean minoría, y que sólo haya un actor oriental de renombre en un papel principal (Takeshi Kitano como Daisuke Aramaki). Esto resulta incongruente con la ambientación claramente oriental de la película, restándole credibilidad.

Caso aparte es el de la protagonista principal, la Mayor (Scarlett Johanson). La transformación del personaje es tal que hasta se le altera su nombre, pasando de ser la Mayor Motoko Kusanagi a Mira Killian. A medida que la película se desarrolle y la trama escarbe en el pasado de la Mayor, se irá descubriendo que, efectivamente, Motoko era su nombre original. Sin embargo, este giro del argumento resulta excesivo e innecesario. Kusanagi es la protagonista principal y su personaje el eje de la especulación planteada, pero de esta forma se la coloca en el eje mismo de la trama. Por otra parte, la necesidad de justificar su apariencia occidental siendo su origen oriental es el motivo mismo por el que se dota de pasado al personaje, destruyendo el misterio y ambigüedad construidos en el anime. En este sentido, "blanquear" el personaje de la mayor lleva a los guionistas a buscar explicaciones ad-hoc que, incluso, eran innecesarias en un contexto de cuerpos prostéticos.

Ante esto cabría preguntarse si no había una alternativa mejor, empleando a una actriz oriental. La respuesta a esto es sencilla cuando se repara en que el cine, además de una forma de expresión, es un negocio. La película muestra una producción extremadamente compleja y costosa. Resulta comprensible que la productora quisiera minimizar los riesgos utilizando un gancho taquillero como lo es Scarlett Johanson. El problema surge cuando esta decisión arrastra no sólo al personaje principal, sino a la mayor parte de los secundarios y afecta a la trama de la película.

Ghost in the Shell
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