El hombre vestido de blanco
El hombre vestido de blanco | |
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Ficha técnica | |
Título original: | The Man in the White Suit |
Nacionalidad: | U.K. |
Estreno 1: | 7 de agosto de 1951 |
Duración: | 85 min. |
Ficha artística | |
Dirección: | Alexander Mackendrick |
Guión: | Roger MacDougall, John Dighton y Alexander Mackendrick |
Producción: | Michael Balcon y Sidney Cole para Ealing Studios |
Fotografía: | Douglas Slocombe |
Música: | Benjamin Frankel |
Reparto: | Alec Guinness, Joan Greenwood, Cecil Parker, Michael Gough, Ernest Thesiger, Vida Hope... |
Información suplementaria | |
Otros datos: | |
Imdb: | Ficha en Imdb |
Notas: | |
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Alexander Mackendrick (1951)
Tabla de contenidos
La trama:
Sidney Stratton es un químico altruista y brillante embarcado en la consecución de un tejido irrompible e imposible de ensuciar. En la práctica sociedad inglesa de postguerra, metida de lleno en el maquinismo y la lucha obrera, sus ideas son observadas con cierto desdén, de tal modo que Sidney se emplea en las fábricas de telas como mozo para todo con el fin de poder acceder a los laboratorios de manera clandestina para realizar sus experimentos.
Todo esto cambiará cuando conozca a la hija de unos de estos empresarios, quien, contagiada de su entusiasmo, le cubrirá hasta que por fin tenga éxito. Sin embargo, la creación de ese magnífico producto puede no ser tan bien recibida como ambos idealistas suponen.
La película:
El cine de los años 50 en Inglaterra era una industria sana e interesante, que producía obras baratas con una personalidad propia, diferente al estilo americano, pero compatible con los gustos del público a ambos lados del océano.
El hombre del traje blanco es una comedia ligera en sus formas, aunque no esté exenta de momentos dramáticos (muy interesante el momento en el que Sidney es acorralado por la unión de obreros y empresarios a las puertas de la fábrica). Incluso se puede aducir, incluso con más razón que en las producciones americanas, que la comedia inglesa nunca se aleja demasiado de la crítica social. La película empieza con una aparente simplificación del sistema en dos estamentos opuestos, obreros y empresarios, pero rápidamente desmiente esta primera premisa para relativizar los intereses de estos grupos. Ninguno de ellos (con mayor o menor cinismo) está dispuesto a anteponer el bien común a los intereses particulares del grupo al que pertenecen.
El guión, perfectamente medido, se construye como una obra casi coral en la que los pesos de los diferentes personajes se encuentran equilibrados entre sí. Nuevamente, como sucede en otras obras inglesas de esta época, la puesta en escena nos recuerda en parte a una obra de teatro, por esta gran definición de los secundarios, brillantemente interpretados, así como por la neta separación de escenarios, normalmente rodados en estudio, alejados de los espacios abiertos.
Y en cuanto a interpretaciones, como no podía ser menos, merece la pena fijarse en Alec Guinness, quien sabe crear un protagonista cándido pero no exento de astucia, divertido pero digno.
Una obra que se deja ver con gusto décadas después de su filmación gracias al ritmo interno que posee, a una sabia dosificación en las interpretaciones y también por la validez de sus reflexiones.
Premios:
Obtenidos:
- 1952: Incluida en el National Board of Review (Estados Unidos) de mejores películas extranjeras