Diferencia entre revisiones de «Distopía»

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Revisión de 17:15 21 sep 2007

La palabra distopia (aún no reconocida por la Real Academia de la Lengua Española), es el antónimo de utopía.

Así, si según el DRAE, utopía significa "Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación", y coloquialmente se entiende como aquello que es ideal e irrealizable, su antónimo, "distopia" viene a significar algo no sólo "no ideal", sino indeseable.

Obviamente, cualquier catastrofe (la caída de un asteroide, una guerra nuclear, una plaga que asola a la humanidad...) es un escenario distópico, en el sentido de que es indeseable, pero no es esto lo que en ciencia ficción se entiende como distopía.

En ciencia ficción, una distopía es un futuro hacia el que la sociedad actual muestra algún tipo de tendencia, como una tecnificación alienante del individuo o un uso belicista de los progresos científicos. Las obras de ciencia ficción cuyo tema es el estudio de alguna distopía cumplen, por lo tanto, la función de advertirnos sobre estos peligros para que al ser conscientes de ellos podamos reducir sus probabilidades de prevalencia.

Distopías en ciencia ficción:

Muchos autores se valen de distopías para alertar sobre aquello que consideran peligroso o preocupante. Así, dependiendo de cuál sea la inquietud de cada autor, el fin último de cada obra puede ser muy diferente a pesar de que estéticamente las obras puedan ser muy similares.

Críticas políticas:

1984 de George Orwell fue una de las primeras distopías y, sin duda, de las más conocidas. En el libro Orwell hace una dura crítica al régimien estalinista, denunciando su manipulación de la realidad y la brutal represión y opresión a la que sometía al individuo. Sin embargo, el libro ha sido entendido de forma más amplia como una dura crítica no sólo a la política de Stali, sino a todo aquel régimen totalitario que atenta contra las libertades y derechos del individuo, escudándose en un pretendido bien mayor.

Esta idea ha sido muy influyente. El escenario del cómic Juez Dredd (Cómic) es más violento y claustrofóbico y aparece indisolublemente unido a la superpoblación y a la tencología. En este marco y según sus premisas, la necesidad de agilizar la burocracia para hacer frente a la violencia callejera obliga a unificar al juez, jurado y policía en una única figura. Pero el mensaje es muy similar al de Orwell: si renunciamos a la separación de poderes a cambio de seguridad o bienestar, estamos abriendo la puerta al fascismo.

El cómic V de vendetta, plantea de nuevo la misma idea: un intercambio de libertades individuales por seguridad se convierte a la larga en una trampa fascista.

Pero no todas las distopçias políticas critican el fascismo. ¡Hagan sitio, hagan sitio! es una crítica a la política de los Estados Unidos en plenos años sesenta. En esta época el país vivía un espectacular crecimiento demográfico auspiciado por un gobierno que consideraba que el control de la natalidad era algo que no le competía. Frente a esta política Harry Harrison advertía de que una población indefinidamente creciente no era sostenible.

Los peligros de la ciencia:

Las distopías han servido también para anunciar los peligros de la ciencia y la tecnología.

En Un mundo feliz Aldous Huxley plantea lo que parece ser un mundo perfecto: el control de los fetos produce individuos exentos de taras, la educación de los niños por parte del una madre-estado abole también estas diferencias; y finalmente, el uso institucionalizado de drogas sin efectos secundarios aborta cualquier frustración que pudiera surgir. ¿Pero, es este mundo realmente feliz?

Gattaca, pese a ser varias décadas posterior, no plantea en esencia nada diferente. Cierto que los avances científicos logrados en los años que separan ambas obras permiten a esta película basarse en argumentos aparentemente más sólidos, cierto que las premisas no son exactamente las mismas (en Gattaca la familia no ha desaparecido ni los seres humanos son fabricados en serie) pero tras esta fachada la pregunta es la misma: ¿Es realmente esto un mundo feliz?

La tecnología como opio del pueblo:

Numerosas obras preconizan la muerte del individuo diluida su personalidad en la tecnificación y su voluntad sometida por los medios de comunicación que moldean la realidad. Según denuncian estas obras, la tecnología permite al individuo aislarse de un mundo que le es desagradable para asilarse en una burbuja individual dentro de la que se siente a salvo de todo aquello que lo amenza más allá de la puerta de su casa.

Uno de los libros más emblemáticos que tratan este tema es Fahrenheit 451, de Ray Bradbury. La cuidada litaretura de este autor imagina un futuro en la que una evolucionada televisión se ha convertido en el nuevo opio del pueblo, desterrando e incluso prohibiendo los libros por ser fuente de infelicidad y subversión.

Esta idea sería posteriormente retomada en clave de ciberpunk en el relato Perseguido o la serie Max Headroom. La idea es siempre la misma: la televisión como instrumento de dominación de las masas.

La suma de todo; el ciberpunk:

La mezcla de tecnificación, deshumanización, perdida de libertades individuales, manipulación de la verdad y superpoblación, abordos de manera individual, dieron lugar al ciberpunk como producto maduro de la distopía. En cierto modo, este movimiento no crea nada nuevo, sino que recoge lo mejor de todas las distopías ya existentes para reunirlas de forma sólida y coherente, creando obras sólidas y de múltiples lecturas. Como ejemplo de todo esto tenemos títulos como Neuromante, Brazil y Blade Runner.