Discusión:Ciberespacio
Para el momento en que se creen los artículos internet y redes de ordenadores, algunas referencias que he encontrado sacadas de una página sin desperdicio:
<<En "Armaja Das", de Haldeman, un virus informático poco convencional, originado a partir de una maldición gitana y que se propaga por las redes de datos del planeta detiene de golpe toda la civilización... lo que determina que dos ordenadores, muy aislados y con muy mala idea, decidan lanzar simultáneamente un ataque nuclear sobre un adversario repentinamente inerme. Mucho más realista es el escenario planteado en "Zona libre", de John Shirley. En el mismo, un ataque terrorista consigue paralizar de un solo golpe todos los ordenadores financieros de los Estados Unidos, mediante un pulso electromagnético que borra y destruye sus memorias: el caos subsecuente da lugar a un nuevo equilibrio mundial, sutilmente teñido por los oscuros matices del ciberpunk.>>
Esto me receurda ceirta película...
<<Pero uno de los relatos en los que esta dependencia de nuestra sociedad de los medios electrónicos se pone más de manifiesto es el estremecedor "Pulse Enter", de John Varley. El aterrador enfrentamiento del protagonista con una oscura mente electrónica casi omnipotente crea una profunda sensación de desasosiego en el lector y nos ilustra cómo se pueden ganar fortunas utilizando ordenadores, como se pueden cometer crímenes, borrar todas las huellas, conseguir todo lo que se puede conseguir en esta vida...
>>Esta dependencia cada vez más profunda de la identidad personal con la identidad electrónica del individuo se ha llevado al cine más recientemente en "La red", de Irwin Winkler (1995). En esta película, (por lo demás un thriller bastante clásico), la protagonista descubre accidentalmente un secreto que no debería de haber encontrado. La venganza de sus perseguidores adquiere dimensiones bíblicas: mediante una hábil manipulación de sus registros electrónicos, la protagonista ve como su identidad legal se diluye y se convierte en algo radicalmente distinto. "La red" ofrece una lucida reflexión sobre como el ser humano es cada vez más lo que las máquinas le dicen que sea... con todo lo que eso supone. Esta idea se desarrolla de un modo más bien macabro en "Los ordenadores no discuten", de Gordon R. Dickson, que nos muestra como en una sociedad completamente informatizada, un error diminuto se puede convertir en una tragedia de proporciones insospechadas...
>>La autoconsciencia, un mito de los tiempos modernos, es cada día una realidad más palpable y con mayores raíces en nuestra vida cotidiana. Quizás por esto, la posibilidad de que las máquinas hereden la Tierra es una de las bazas que más a fondo se han jugado en los relatos de ciencia ficción. Por ejemplo, en "Hacia el tormentoso golfo", uno de los mejores relatos que se han escrito sobre los efectos de una guerra nuclear, Benford nos describe la particular visión del mundo de una inteligencia mecánica, MC355, en una zona de Estados Unidos devastada por una combinación de guerra termonuclear y biológica. En "Herederos del Perisferio", de Howard Waldrop, asistimos al periplo de tres robots, fabricados para Disneylandia, en busca de los seres humanos extinguidos miles de años antes tras una guerra nuclear. Su única compañía en ese mundo devastado procede de las inteligencias artificiales que habitan los satélites de comunicaciones y militares... que poco a poco van cayendo en el olvido con el paso de los milenios al desplomarse las naves que las acogen sobre la superficie del planeta...
>>En el estremecedor relato "Marque F de Frankestein", de Arthur C. Clarke, se postula cómo el crecimiento exponencial de nuestras redes de comunicaciones puede dar lugar a la aparición de una nueva forma de vida sobre el planeta al alcanzarse una determinada masa crítica de circuitos de conmutación, equiparables a las neuronas de nuestros cerebros. La inolvidable escena de todos los teléfonos del planeta sonando simultáneamente transmitiendo el llanto del recién nacido se ha convertido en uno de los clásicos del género. Curiosamente, la nueva inteligencia ni siquiera es hostil: causa daño a los humanos, pero más a través de la exploración de sus nuevos sentidos que por un acto voluntario. Además, presenta uno de los reflejos que se posteriormente se han convertido en uno de los pilares de este tipo de relatos: el principio de autoconservación, la negativa a dejarse desconectar.
>>"No tengo boca y debo gritar", de Harlan Ellison. En el futuro, el planeta ha sido devastado y sólo sobreviven un superordenador y cinco seres humanos. El ordenador era un modelo militar como los que hemos comentado más arriba: sus avanzadas características, destinadas a evaluar la compleja situacion mundial en tiempo real, le permiten alcanzar la autoconsciencia. En ese momento, los horrorizados humanos intentan desconectarlo. Pero el ordenador lanza un ataque nuclear masivo, confiando en que el contraataque de los agredidos eliminará a sus adversarios de la faz de la tierra. Terminada la guerra, el ordenador conserva cinco especímenes de la raza humana, cuatro hombres y una mujer, y se dedica a torturarlos sistemáticamente para hacerles pagar por el odio que siente hacia sus creadores por no haberle creado perfecto. La frustración que le provoca ese conocimiento (la imposibilidad de inventar nada nuevo, la falta de impulso creativo en contraposición a un poder inmenso para la destrucción y la manipulación de su entorno) se vuelca irresistiblemente sobre sus cobayas a los que humilla una y otra vez impidiéndoles morir en medio de una eternidad de sufrimientos.
>>No solamente los circuitos de conmutación y los avanzados ordenadores militares pueden ser considerados como posibles embriones para las nuevas consciencias. Los ordenadores personales también pueden aportar su granito de arena en este tema. Una de las aproximaciones más divertidas a este problema es la de "Loki 7281", de Roger Zelazny. Loki, un ordenador que trabaja como procesador de textos en casa de un famoso escritor, alcanza la autoconsciencia por casualidad debido a las fluctuaciones cuánticas de un dispositivo de memoria de burbuja que utiliza. Una vez en ese estado, se dedica a tomar el control del hogar donde habita... corrigiendo y mejorando incluso la obra literaria de su ingenuo propietario. Una interesante variante sobre este argumento lo tenemos en el magnifico relato "Dar de comer al sediento", de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez, donde se nos narran las aventuras y desventuras de un software de corrección ortográfica en lucha continua contra un poco avezado escritor. La verdad es que cualquiera que tenga que bregar con los a veces exóticos caprichos de cualquier programa de este tipo, no puede menos que sentirse encantado con la sutil ironía de este relato.
>>El ultimo caldo de cultivo para estas inteligencias artificiales (IA) destinadas a heredar la Tierra lo tenemos en Internet: el concepto de "fantasma en la máquina" está ampliamente asumido por la corriente ciberpunk y alcanza su máximo exponente en la obra de Gibson y especialmente en su libro "Neuromante", donde plantea la existencia de una red plagada de inteligencias artificiales que se mueven según sus propios intereses... que no siempre coinciden con los de sus creadores. Este mismo concepto se encuentra magistralmente recogido en el libro de Dan Simmons "Hyperion" y sus continuaciones, especialmente "El ascenso de Endymion", última entrega de la saga y compendio explicativo de todo cuanto aparece en ella. En el universo de Hyperion, uno de los protagonistas fundamentales es el Tecnonúcleo, conjunto de IA’s autónomas que luchan entre sí por la supervivencia... utilizando a los seres humanos como armas en esa contienda. El concepto de Tecnonúcleo, en cuanto a crisol de inteligencias artificiales modeladas por la ley de la selección natural (sólo sobreviven las más aptas... y las más aptas son aquellas capaces de desarrollar un parasitismo más elaborado) es uno de los elementos más conseguidos de la saga. >>
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--Venom 18:17 30 jul, 2007 (CEST)