Cuna de gato

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Cuna de gato
Autor: Kurt Vonnegut
Otros títulos:
Datos de primera publicación(1):
Título original: Cat's Craddle
Revista o libro: Cat's Craddle
Editorial: Holt, Rinehart and Winston
Fecha Fecha desconocida de 1963
Publicación en español:
Publicaciones(2): Cuna de gato
Otros datos:
Saga:
Premios obtenidos:
Otros datos:
Fuentes externas:
Tercera Fundación Ficha
ISFDB Ficha
Otras fuentes  
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Kurt Vonnegut (1963)

Cuna de gato es una novela satírica de Kurt Vonnegut, repleta de humor negro, que explora aspectos como la relación del hombre con la tecnología, la carrera armamentística o la utilidad de la religión.

La trama:

El narrador, John, es un aspirante a escritor que narra los acontecimientos y cadena de casualidades que parecen haber guiado su vida, muy vinculado a la vida de un científico ya muerto, Felix Hoenikker, y sus tres hijos. Inicialmente, John trató de entrar en contacto con ellos para que le contaran alguna anécdota de su difunto padre, figura prominente en la creación de la bomba atómica.

Intercalado con estas escenas retrospectivas, John -quien se autodenomina Jonás- introduce al lector en una curiosa religión, el bokonismo, de la que es seguidor. El bokonismo, originaria de la isla de San Lorenzo, es una religión atípica, que desde el inicio previene a sus seguidores de que todo es una sarta de mentiras, al tiempo de que les persuade de que hay una verdad por encima, un plan oculto de la divinidad.

Temas:

La religión y el absurdo:

Cuna de gato es en cierto sentido un libro bokonista: La mayoría de los capítulos, cortados en escenas, incluyen alguna referencia a los ficticios libros de Bokonon y el propio capítulo o escena ilustra algún aforismo bokonista. En general, el bokonismo es una religión cínica, que pone de manifiesto el absurdo de la vida. Asume la existencia de un dios con un plan divino por mera conveniencia, como consuelo a una vida tan repleta de sufrimiento y acontecimientos absurdos. El bokonismo, en cierto sentido, es la religión del propio Vonnegut. En otro libro del autor, Un hombre sin patria, resume su filosofía de vida:

: "... estamos aquí para ayudarnos los unos a los otros a pasar por eso, sea lo que sea."

Es decir, frente al absurdo de la vida, lo único que la puede dotar de sentido es la fraternidad.

El bokonismo incide hondamente en el absurdo de la vida. Y a lo largo del libro nos es revelado que la intención inicial de Bokonon, su fundador, era precisamente que esta religión sirviera de alivio para los habitantes de San Lorenzo, abocados a la pobreza y la miseria.

En este sentido, Vonnegut hace burla de las religiones oficiales, especialmente del cristianismo, cuyos objetivos parecen similares pero que no tienen la honestidad de admitir que sus fundamentos son un montón de mentiras.

La tecnología y el fin del mundo:

Vonnegut hace gala de una actitud igualmente cínica y escéptica frente al progreso tecnológico. Hay que señalar que Vonnegut no era ningún ludita y tenía una más que sólida formación técnica. Pero las ventajas que el progreso científico y tecnológico pueden traer quedan en entredicho a su parecer por la absurdidad de la vida y la estupidez humana.

En la novela, Felix Hoenikker es el arquetipo del profesor chiflado, un genio tan profundamente interesado en los problemas intelectuales que continuamente se abstrae en su pensamiento y se aleja de la inmediatez social, incluso de sus propios hijos. Podríamos sospechar algunos rasgos autistas en este personaje, por sus intereses restringidos, su capacidad de aislamiento y su inadecuación social. Como científico puro, devoto de la ciencia, da soluciones a problemas que se le plantean sin tener en ningún momento en cuenta sus consecuencias. Así, trabaja en la bomba atómica que será lanzada sobre Nagasaki sin que en ningún momento se sienta vinculado al uso manifiesto de su investigación. O, cuando un general del ejército le viene a solicitar una invención para que los soldados no tengan que luchar en el barro, vendrá con una solución simple pero muy peligrosa: el hielo 9.

El hielo 9 se presenta de manera casual en la novela, aunque el lector enseguida comprende que tiene un papel fundamental. Hoenikker elucubra frente al general sobre la posibilidad de cristalizaciones alternativas del agua, de la misma manera que otros elementos tienen diversas cristalizaciones con propiedades diversas. El hilo 9 cristalizaría a una temperatura superior a la ambiental, es decir, el agua líquida podría hacerse hielo 9 a temperaturas mucho más altas de lo habitual. De forma sucinta, Vonnegut explica cómo los procesos de cristalización parten de una primera "semilla", un gránulo cristalizado que sirve de patrón para el resto de elemento en fase líquida. Si el hielo 9 cristalizara por debajo de, pongamos 45 grados centígrados, este proceso de cristalización sería extraordinariamente rápido a temperatura ambiente. El resultado sería que, añadiendo una semilla de hielo 9 a un pantano cenagoso este se congelaría en un instante, permitiendo el cómodo paso de los soldados.

Cuando a John, el narrador de la novela, le describen esta posibilidad, comprende que de existir una sustancia así podría congelar toda el agua del planeta, conduciendo a un seguro y completo apocalipsis. Por lo tanto, tratar de crear el hipotético hielo 9 sería un acto tan desproporcionadamente peligroso que sería sensato no intentarlo.

Claro, que la realidad y las decisiones humanas no son siempre sensatas.

Como curiosidad, en El hombre iluminado (J.G. Ballard, 1964), obra ligeramente posterior, encontramos un nóvum muy similar. Ambos autores tratan la premisa con poéticas muy distintas, pero abordando temas gemelos: la insignificancia del ser humano, el cuestionamiento del progreso basado en la ciencia pura, el valor intrínseco del individuo.

Conclusión:

El sentido del humor de Vonnegut no ofrece una risa franca y despreocupada y, sin embargo, pese a su tono casi macabro y su cinismo superficial, tampoco es pesimista en esencia.

El mundo está gobernado por elementos aleatorios; la estupidez humana, incluso carente de maldad, es persistente; y la ciencia y la tecnología nos otorgan un poder indiscriminado para el que no parecemos emocionalmente preparados, para el que no hemos desarrollado una conciencia suficiente de responsabilidad. Todo eso es cierto, y aún así, aún nos tenemos los unos a los otros. Tenemos que ayudarnos a pasar por esto, en la medida en que nuestra limitada capacidad para encontrarle sentido a nada nos lo permita.

Premios:

Finalista: