Diferencia entre revisiones de «Érase una vez el futuro»

De Alt64-wiki, la enciclopedia libre.
Saltar a: navegación, buscar
(El cómic:)
(Contenido:)
Línea 19: Línea 19:
 
* ''Los verdugos'', adaptación de ''A bordo del Francis Spaigth'', de Jack London.
 
* ''Los verdugos'', adaptación de ''A bordo del Francis Spaigth'', de Jack London.
 
* ''¡Aquí base Sahamis llamando a “Jessie”!'', adaptación de ''Aventura'', de Jack London.
 
* ''¡Aquí base Sahamis llamando a “Jessie”!'', adaptación de ''Aventura'', de Jack London.
* ''El misionero'', adaptación de un pasaje de ''[[Diarios de las estrellas]]'', de [[Stanislaw Lem]]
+
* ''El misionero'', adaptación de un pasaje de ''[[Viaje vigésimo segundo]]'' ''[[Diarios de las estrellas]]'', de [[Stanislaw Lem]]
* ''Agonalia'', adaptación de un pasaje de ''[[Diarios de las estrellas]]'', de [[Stanislaw Lem]]
+
* ''Agonalia'', adaptación de un pasaje de ''[[Viaje vigésimo primero]]'' de ''[[Diarios de las estrellas]]'', de [[Stanislaw Lem]]
  
 
== El cómic: ==
 
== El cómic: ==

Revisión de 13:19 25 dic 2021

Érase una vez el futuro
Datos de publicación:
Título original: Érase una vez el futuro
Fecha de publicación: 1979-1980
Guión: Carlos Giménez, basado en relatos de Jack London y Stanislaw Lem
Dibujo/Tinta: Carlos Giménez
Color: B/N
Editorial: revista 1984 (1979-1980)
Ediciones Glénat (2002)
Otros datos:
Premios obtenidos: No se le conocen
Otros datos: 46 páginas

Carlos Giménez (1979-1980)

Érase una vez el futuro es una recopilación de cuatro historias cortas dibujadas por Carlos Giménez e inspiradas en relatos Jack London y Stanislaw Lem, publicadas de manera independiente en la revista 1984, entre 1979 y 1980.

Contenido:

El cómic:

Se trata de cuatro adaptaciones muy diferentes entre sí, en cuanto al tono y al estilo gráfico, pero que tienen en común que su temática general es la violencia, normalmente ejercida por los fuertes sobre los débiles.

Esto es especialmente cierto en los dos primeros, transposiciones a la ciencia ficción de dos relatos de aventuras de Jack London. En Los verdugos, Giménez traslada la acción desde el buque a vela original a una nave espacial, pero el escenario no se altera sustancialmente y, salvo aspectos como la vestimenta de los personajes y viñetas en las que se representa el pecio, el discurso del relato permanece inalterado, dando pruebas de que su esencia es atemporal. Lo que aporta la ciencia ficción al mismo puede parecer escaso, pero las características ficcionales del género permiten reforzar una reflexión que podía perderse: lo narrado por London se ciñe a un marco histórico muy concreto, y al desvincularlo de estas coordenadas el lector puede volver a considerarlo como algo factible.

Algo similar sucede con el segundo relato, donde la acción se traslada a una colonia minera en un planeta remoto. Los colonizadores, aventureros, han sometido a los nativos para explotar los recursos, y mantienen el control por la fuerza, gracias al poder que les proporciona la tecnología. Hoy en día, este esquema colonialista parece improbable, pero el marco de ciencia ficción permite volverlo a sopesar como una posibilidad.

Estos dos relatos son los más oscuros en el tono narrativo, duros y poco amables. En ellos Giménez traza los personajes de manera cercana al expresionismo, en un estilo muy similar al que utilizara en Hom (1975), especialmente en el segundo: Facciones marcadas y fuertes sombreados para resaltar volúmenes y texturas, atención al detalle en los personajes, que se vuelven casi abigarrados... El diseño de página y el uso de la la iluminación, sin embargo, es muy diferente en ambas historias: mientras que en el relato espacial el fondo es permanentemente negro, lo que transmite cierta opresión, en el segundo, es prácticamente blanco, dando a entender la abundancia de luz natural en la colonia, con fuertes claroscuros que nos transportan a un escenario caluroso y agobiante que recuerda a África.

El tratamiento gráfico de los dos relatos de Lem es notablemente diferente, acorde al tono de la narración, que pasa de centrarse en la brutalidad del hombre para con el hombre para abordar otros aspectos más sutiles y con una aproximación desde el humor negro, fiel a la obra original.

Así, en El misionero, la crueldad del comportamiento de los adorables alienígenas que acogen al monje que les predica se encuentra subrayado por el trazo limpio que utiliza Giménez en esta ocasión, con un dibujo claro, de gestos redondeados, casi infantiles. Si en los relatos anteriores parecía pesar el feismo, ahora el dibujo sugiere una fábula, superficialmente amable, pero con un final retorcido. Giménez prescinde en este relato de la clausura de las viñetas, otro elemento que contribuye a dotar al dibujo de cierta fluidez y a alejarlo de la formalidad; la composición de página se caracteriza por el uso de pocas viñetas, con frecuencia con ilustraciones que ocupan media página, una página o incluso dos páginas enteras, con ilustraciones -en general- bastante estáticas y calmadas.

El estilo del cuarto y último relato recuerda al bande dessinée y, especialmente, a Moebius, con una importante presencia de la arquitectura alienígena y el uso de un narrador clásico. El dibujo tiende también a la línea clara, simplificada, aunque no exenta de detalle, con un toque de caricatura redondeada que, nuevamente, resulta muy apropiada para la ironía final, verdadero punto de reflexión del relato de Lem.

Los cuatro relatos tienen una visión poco complaciente con la humanidad. A pesar de los grandes avances, consiguiendo conquistar el espacio, desarrollando las más sorprendentes tecnologías que podrían impulsarnos hacia la excelencia, las mezquindades pueden no desaparecer. El progreso moral de la humanidad puede no ir de la mano del progreso tecnológico.

En conjunto, una obra notable, que muestra variedad de técnicas y aún así conserva la impronta personal del autor, uno de los grandes maestros del cómic español.