¿Quién cuidará de los dioses?

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¿Quién cuidará de los dioses?
Autor: Liu Cixin
Otros títulos: Cuidando de Dios
Datos de primera publicación(1):
Título original: Taking Care of Gods (赡养上帝)
Revista o libro:  
Editorial:
Fecha Fecha desconocida de 2012
Publicación en español:
Publicaciones(2): Terra Nova 3
Otros datos:
Saga:
Premios obtenidos:
Otros datos:
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Liu Cixin (2012)

A.k.a.: Cuidando de Dios

Las premisas:

Un buen día aparecen sobre la Tierra en órbita geoestacionaria miles de naves. Su tamaño es descomunal, tal que su sombra oscurece el día y aquellas que son iluminadas por el Sol iluminan a su vez la noche.

Abrumados por la sorpresa, los humanos tardan en reparar en los miles de ancianos de largas barbas que, vestidos con túnicas, comienzan a poblar las calles hasta que su presencia es abrumadora. Dicen ser dioses, dicen haber creado la vida sobre la Tierra y, cuando uno de ellos es llevado ante la ONU presenta pruebas irrefutables de que es así.

Son los dioses, son los creadores de los humanos, pero son una civilización muy antigua, sus miembros hace tiempo que han degenerado, perdido conocimientos y son poco más que ancianos desvalidos que necesitan que alguien cuide de ellos. En concreto, unos dos mil millones de ellos, de forma que cada familia humana debe albergar al menos a un dios.

El relato:

El relato es ameno aunque de tono agridulce y ritmo pausado sin ser lento, narrado con sencillez pero sin rehusar a algunas bellas imágenes.

Los dioses son muy viejos, han vivido muchas situaciones en el pasado y pueden adelantar a los humanos el conocimiento de muchas cosas que les han de suceder como civilización; pero los humanos son una civilización demasiado joven para hacer uso de los conocimientos que los dioses les entregan. Incluso su ciencia y tecnología es demasiado avanzada; harán falta generaciones para poder entenderlos y siglos para poder aplicarlos.

El problema de los humanos es el día a día, cómo alimentar a esos dos millones de ancianos inútiles que lastran su economía y les impiden progresar, tanto como civilización como a nivel familiar.

A través de la familia de Qiusheng se nos muestran las relaciones entre humanos y dioses, cómo su llegada es esperanzadora y cómo estas esperanzas se frustran y las relaciones entre humanos y dioses se deterioran. Quisheng siente afecto por el dios de su familia, pero éste es despistado, olvidadizo, y sus cuidados requieren dinero para alimentarlo y darle sus medicinas... Para colmo, el dios ni siquiera es una gran ayuda en las tareas domésticas; incluso tareas simples como calentar la leche pueden desencadenar un problema, lo que enfurece al resto de la familia de Qiusheng.

El relato toca varios temas, pero el que vertebra la historia es este: las relaciones y el choque generacional entre unos humanos demasiado jóvenes y unos ancianos dioses, torpes, que no pueden aportar más que conocimientos que serán útiles sólo en un futuro muy lejano.

Es posible suponer algunas de las influencias que ha recibido este relato, simpático pero algo triste a la vez. En la introducción al mismo que se puede leer en la antología Terra Nova 3 se sugiere que una de estas fuentes podría ser Distrito 9, por las sucintas reflexiones acerca de la convivencia; aunque el tratamiento de la invasión pacífica parece tener mucho más en común con la divertida Marciano, vete a casa, de Fredric Brown. En cualquier caso, Liu Cixin aporta un estilo e intereses propios, centrando la reflexión en la asimétrica relación entre jóvenes y ancianos, así como en la aceptación de que todos (individuos y civilizaciones) tienen un tiempo y un ocaso.