¡Tigre! ¡Tigre!

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¡Tigre! ¡Tigre!
Autor: Alfred Bester
Otros títulos: {{{Otros títulos}}}
Datos de primera publicación(1):
Título original: Tiger! Tiger!
a.k.a: The Stars My Destination
Revista o libro: 'Galaxy magazine (seriado)
Editorial: Sidgwick & Jackson
Fecha 1956 de {{{Año}}}
Publicación en español:
Publicaciones(2): Libro independiente
Otros datos:
Saga: No pertenece a ninguna saga
Premios obtenidos: Encuesta Locus de 1975
Encuesta Locus de 1987
Prometheus Hall of Fame
Encuesta Locus de 1998
Otros datos: No hay otros datos
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Alfred Bester ({{{Año}}})

Alfred Bester (1956)

a.k.a. Las estrellas mi destino

También conocida como Las estrellas mi destino, nos encontramos aquí ante una abigarrada fusión de Space Opera, nueva ola e indicios del futuro ciberpunk.

La trama; ¿un conde de Montecristo espacial?:

La trama del relato recuerda a la de El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas.

El personaje es un navegante traicionado. Esta traición debería haber puesto fin a su vida y esperanzas pero, en vez de ello transforma al personaje. El odio le da coraje y, en parte gracias a un ingenio que no tenía, en parte gracias a la suerte, escapa de su fatal destino.

Tras su salvación, el personaje obtiene de forma casi milagrosa una inmensa fortuna y, gracias a ella, regresa a la sociedad con una nueva identidad, notoria por su riqueza, derroche y extravagancia.

Envuelto en esta nueva identidad, el protagonista teje su venganza y, sin embargo, al final, comprende el exceso de su odio y llega al arrepentimiento.

Una amalgama de géneros:

Ciberpunk

En el siglo XXIV las leyes sociales han cambiado mucho debido a que el hombre ha aprendido a teletransportarse con el simple uso de la voluntad en distancias que pueden ser de miles de kilómetros. Esto ha transformado brutalmente la economía, hundiendo industrias y haciendo florecer otras. Y, así mismo, ha precipitado la guerra entre los planetas interiores (Venus, La Tierra y Marte, así como la Luna) y los satélites exteriores (Io, Europa, Ganímedes y Calisto, de Júpiter; Rea y Titán, de Saturno, y Lassell de Neptuno).

Bester describe un escenario donde las grandes corporaciones tienen mucho más poder que los gobiernos, donde los criminales se unen en bandas caóticas que aparecen para hacer rapiña y desaparecen antes de poder ser detenidos, donde los pobres no se contentan con serlo y donde crímenes como la violación o el brutal asesinato adquieren niveles de impunidad que obligan así mismo a extremar la brutalidad en la represión de los mismos. Un escenario desbordado y dominado por complejas maniobras políticas y económicas, una anticipación de ciberpunk que podríamos encontrar en obras como Neuromante tres décadas después.

Nueva ola

Sin embargo, este escenario, aunque es introducido rápidamente, no empieza a cobrar importancia sino a través de las acciones del protagonista, cuyas motivaciones son el verdadero motor de la historia. Es, en este sentido, una obra de la nueva ola, con fuerte carga psicológica.

Gully Foyle es un espacionauta superviviente a un naufragio en el espacio. Durante más de cinco meses ha sobrevivido encerrado en un armario de herramientas, el único espacio presurizado de su destruida nave. Se ha limitado a sobrevivir, esperando ser rescatado. Y un día, finalmente, otra nave pasa cerca de su pecio, sus señales de rescate son avistadas, parece que va ser rescatado, está terriblemente esperanzado y aliviado… pero esa nave pasa a su lado, le observa y luego sigue su camino, dejándolo deliberadamente abandonado a su suerte, a morir.

Esto transforma al común y adormecido Gully Foyle en el tigre a punto de saltar. Obsesionado por vengarse de la nave que le ha visto y abandonado, desentumecerá su intelecto y su voluntad, comenzará una cacería con la determinación de pasar por encima de cualquier dificultad, cualquier persona.

¿Space opera?

Y es el relato de esta cacería el núcleo del libro, una cascada de aventuras que pueden parecer la intrascendental historia de un hombre normal transformado en superagente en busca de venganza, pero que van mucho más allá gracias a las premisas que guían a Bester al escribir. Traza metódicamente un circuito que parte del acomodaticio hombre común, lo lanza a su liberación total a través de una catarsis sangrienta, para terminar mostrándole sus verdaderos límites, que no son otros que morales, haciendo que su proceso personal se convierta en la mecha detonante del despertar del resto de la humanidad.

La transformación del protagonista:

El hombre común

La detonación inicial que desencadena la cacería es el despertar abrupto de un hombre común que a partir de ese momento pondrá toda su capacidad y toda su voluntad en la consecución de un objetivo.

Al principio de la novela esto puede parecer simplemente una maniobra efectista, un truco para catalizar la identificación del lector con el protagonista. Al observar a Foyle adquirir su arrolladora determinación, complacientes, nos decimos a nosotros mismos que también parecemos personas comunes (como Foyle), pero que tenemos grandes capacidades esperando a desencadenarse (como Foyle).

Pero esta es apenas la primera fase de su novela, un cebo para tragarnos el anzuelo hasta el fondo.

El tigre

Si el deseo de Bester hubiera sido tan sencillo, efectivamente nos encontraríamos con una mera aventura de superagentes espaciales; pero si nos hemos tragado el cebo es para que se nos clave el mucho más doloroso anzuelo. Foyle, obsesionado por su venganza, avanzará despiadadamente hacia ella dejando un reguero de destrucción muy específica que incluye la tortura, la violación, el asesinato e incluso el robo a minusválidos. Bester no hace concesiones, no nos ha dado un héroe, sino un tigre que no conoce lealtad, amistad o amor y para el que cualquier medio es válido para conseguir sus objetivos.

Moralidad

Este es el punto débil de la novela, porque es obvio que Bester ha creado al tigre a partir del un ser humano para decirnos algo, para mostrarnos que si bien podemos no tener límites en cuanto a nuestra voluntad se refiere, si los tenemos como integrantes de una sociedad. Cualquier medio no es válido para alcanzar nuestros objetivos.

Expuesto en estas tres fases, resultan bastante claros los puntos comunes con la otra gran novela de Bester, El hombre demolido (1952). En ambas, un hombre excepcional se marca un objetivo que parece muy por encima de sus posibilidades y que sin embargo parece que va a ser capaz de lograr gracias a su inteligencia y su voluntad. El hombre, como esencia, triunfa por encima de cualquier obstáculo.

Y en ambas, sin embargo, este éxito se ve frustrado ante objeciones de tipo moral.

Este deseo aleccionador por parte de Bester no se ve tan completamente alcanzado en esta segunda novela. La trama épica que ha construido constriñe el final hasta trivializarlo. Peor aún, parece una solución improvisada para un problema que se había vuelto demasiado grande, un burdo vehículo para un discurso que a ratos cae en la moralina fácil.

Un final lastimoso para una obra excelente hasta ese momento.

Premios: