¿Quién necesita el panglós?

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¿Quién necesita el panglós?
Autor: Antoni Olivé i Tamón
Otros títulos: '
Datos de primera publicación(1):
Título original: Qui vol el planglós?
Revista o libro: 'Premio UPC 1992'
Editorial: Ediciones B
Colección Nova ciencia ficción nº56
Fecha junio de 1993
Publicación en español:
Publicaciones(2): 'Premio UPC 1992'
Otros datos:
Saga: No pertenece a ninguna saga
Premios obtenidos: Mención UPC
Otros datos: No hay otros datos
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Antoni Olivé i Tamón (1993)

¿Quién necesita el panglós? es una historia ambientada en un futuro próximo, la cuarta década del siglo XXI, en la propia Universidad Politécnica de Cataluña, en la que el autor es catedrático de la facultad de informática.

La trama:

Se trata de una novela de corte especulativo, social, sin una trama definida que marque el avance de la narración. El novum es la invención de un aparato portátil que traduce en tiempo real, con la misma voz del hablante (el panglós), por lo que el efecto es el de escuchar y hablar siempre en el idioma deseado.

Jordi es el profesor de electroacústica que ha desarrollado al invención y solicita permiso para utilizarlo en su clases, que debería dar en inglés, para impartirlas en catalán (su lengua materna y la que, por lo tanto, domina mejor), utilizando el aparato los estudiantes que no dominen esta lengua para traducir la clase al castellano o al inglés, según corresponda.

Sin embargo, Jordi no ha calibrado la enorme controversia que el uso de su invento va a acarrear, no sólo en la universidad sino en toda la comunidad catalán hablante.

El relato:

Olivé no es un escritor profesional, pero redacta con corrección. Existen algunas irregularidades en el tono, pasajes mejor pulidos que otros, disertaciones poco naturales; pero en general el estilo es directo, la exposición es clara. No hay grandes pasajes ni figuras literarias y la prosa es fría. Pero no es molesta y evita la grandilocuencia y la mala literatura, fallos típicos de los escritores amateur.

El tema del idioma:

El tema del relato es la normalización lingüística en sociedades con más de un idioma oficial, como es la Cataluña del futuro donde conviven el catalán como lengua oficial, el español como lengua estatal, y el inglés como lengua europea. Los tres idiomas son obligatorios. La invención del panglós, aparentemente, hace superfluo el tener que estudiar aquellas lenguas no maternas, ya que con el uso del traductor el resultado práctico es el de que el usuario habla con extrema corrección cualquier lengua incluida dentro del traductor.

Olivé trata de enfocar el debate de manera plural y en cada una de las ocasiones expone los argumentos a favor y en contra de manera convincente, en una aparente imparcialidad.

No ocurre así con las personalidades de los diversos personajes, donde al autor se le escapa un notable maniqueísmo. Los castellanoparlantes son representados como intolerantes y maleducados. Los catalanistas (valga el adjetivo, puesto que Olivé identifica expresamente patria e idioma), resultan ser todos aquellos personajes que individualmente se comportan de una manera más educada y menos mezquina, pese a que al ser tratados como masa también parecen propensos a la cerrada emocionalidad.

El argumento final de Olivé, que sirve de cierre para la novela, es la identificación, como ya hemos dicho, de identidad nacional con identidad lingüística. El autor pone este argumento en boca de un sociólogo, quien advierte en un debate público que el no obligar a estudiar el catalán llevaría indefectiblemente a la desaparición de la identidad catalana. Al ser todo un catedrático el autor de la presente novela, y al poner este argumento en boca de otro catedrático (este ficticio), se consigue una doble sensación de plausibilidad en la argumentación.

No obstante, el argumento es incorrecto. O, al menos, notablemente incompleto.

Es evidente que el idioma es un elemento aglutinador de la sociedad, esto no se puede discutir. Un idioma común es casi un requisito necesario para constituir una nación y casi todos los ejemplos siguen esta regla. Pero ambos conceptos (idioma y nación) no se pueden igualar. El uso de un idioma común no deviene necesariamente en una nación común. Y viceversa, la creación de una nación propia no exige en ningún momento la creación de una lengua propia. Los ejemplos son extensos y evidentes.

Es más, el argumento de Olivé, aparte de ser falso, es discriminador. ¿Es menos catalán un catalán que no sabe expresarse en catalán? ¿Deberían tomarse medidas legales contra los bilbaínos que no hablan correctamente el euskera? Este lector opina que el sentimiento nacional es mucho más complejo que la utilización o no de un idioma.

Pese a lo anterior, hay que reconocer a la obra su capacidad para promover el debate, aunque sea de manera un tanto polémica. Cumple por lo tanto su función especulativa, por más que literariamente (y bajo este adjetivo incluyo sus características discursivas) sea mejorable.

Premios: