Estación de tránsito
Estación de tránsito | |
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Autor: | Clifford D. Simak |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Way Station |
Revista o libro: | Way Station |
Editorial: | Doubleday |
Fecha | Fecha desconocida de 1963 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Estación de tránsito (1966) |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | Premio Hugo Encuesta Locus de 1998 |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Clifford D. Simak (1963)
Estación de tránsito es una de esas historias que parten de una magnífica idea con el aparente objetivo de destrozarla. Así, un escenario imaginativo y bien conseguido es utilizado como soporte de una historia ñoña y sensiblera que haría sonrojarse de vergüenza al mismísimo Steven Spielberg.
El escenario:
Se trata de un escenario ocurrente que ofrecía un sinnumero de posibilidades.
En la galaxia hay una multitud de civilizaciones extraterrestres que viajan a través de una red de estaciones. Los individuos no viajan fisicamente, sino que la información de cómo están compuestos sus cuerpos, sus pensamientos, recuerdos, impresiones... todo esta información es codificada y enviada de forma instantanea de una estación a otra.
En la estación de destino hay bidones con una sopa orgánica en la que se forma el cuerpo del recién llegado. En la estación de salida queda el cuerpo inerte del viajero que ya ha partido. Así, en su viaje a través del espacio los navegantes van dejando un regero de cadáveres suyos de estación en estación.
La Tierra está en medio de una ruta importante, pero no forma parte de la Confederación Galáctica. Así, un humano es reclutado en secreto para hacer de su casa (una cabaña escondida en lo alto de un monte perdido) una estación de tránsito. Los viajeros pasan por su estación, descansan, conversan con él... pero él debe permanecer aislado de sus congéneres, viéndo apenas a unos pocos cuando baja a recoger su correo y tratando de no llamar la atención.
Pero, evidentemente, llama la atención. Por una parte está el hecho de que en los más de cien años que lleva trabajando en la estación no ha envejecido. Están también los largos periodos de suscripción a periódicos y revistas... un sinfín de pequeñas pistas que acaban por atraer a observadores de la CIA.
La historia:
Pero este escenario tan imaginativo es empleado para sostener una historia torpe y excesivamente sentimental.
Hay una fuerza cósmica que trae la paz a los pueblos de la galaxia; hay un Talisman que sirve de catalizador de esta fuerza; hay una Tierra ajena a ella por no pertenecer a la Confederación Galáctica y que camina hacia el desastre nuclear; hay un robo del Talisman que hace peligrar la paz de la galaxia; hay una niña sordomuda con el poder de curar mariposas...
Hay, en definitiva, un exceso de moralina fácil que se conduce de forma torpe por un argumento totalmente previsible.
Premios:
- 1964: Premio Hugo de novela
- 1998: Encuesta Locus, 31ª mejor novela anterior a 1990