La guerra de las salamandras
¡Atención, spoilers! Aquí se desvelan detalles de la trama y el argumento |
La guerra de las salamandras | |
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Autor: | Karel Capek |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Valka s mloky |
Revista o libro: | Relato indepenediente |
Editorial: | Se desconoce |
Fecha | 1936 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Relato indepenediente |
Otros datos: | |
Saga: | No pertence a ninguna saga |
Premios obtenidos: | No se le conocen |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Karel Capek ({{{Año}}})
Karel Capek (1936)
La guerra de las salamandras es una magnífica metáfora de la naturaleza humana.
La trama:
La historia comienza cuando el capitán Van Toch descubre a las salamandras. Éstas son, en efecto, salamandras, pero muy particulares: pueden caminar erguidas, tienen un tamaño considerable (aproximadamente el de un niño de diez años) y son capaces de aprender cualquier tipo de labor técnica hasta niveles increíblemente complejos de ingeniería.
El capitán Van Toch tiene entonces la idea de adiestrarlas para que extraigan perlas. Se pone en contacto con el señor Bondy, un industrial que no cree una palabra de Van Toch en lo que a las salamandras se refiere, pero que acepta comprar un barco y contratar al capitán para aumentar las líneas comerciales de su compañía.
Mientras Van Toch vive las salamandras son, en efecto, empleadas para extraer perlas. Pero tras su muerte se abre un nuevo negocio: la venta de salamandras como mano de obra para trabajos de ingeniería marítima. Se abre entonces un periodo de gran prosperidad.
Sin embargo, las salamandras son cada vez más abundantes, agotan sus recursos y, finalmente, se vuelven contra la humanidad.
Metáfora cruel y sátira política:
Como ya se ha apuntado, el libro es una cruel metáfora de la naturaleza humana.
Al principio, cuando apenas las consideran animales, los hombres explotan a las salamandras de forma cruel e inhumana con el fin de obtener el mayor beneficio posible del comercio de perlas; cuando se comprueba que tienen intelecto se asegura que no tienen alma y, en consecuencia, se les niegan sus derechos para no bajar la producción de las obras marítimas; cuando es evidente que son un peligro las naciones siguen comerciando con ellas, presionados por aquellos que producen los bienes que se venden a las salamandras y por aquellos que obtienen beneficios del comercio y de la mano de obra barata que son las salamandras; cuando la guerra estalla, las naciones se niegan a aliarse contra las salamandras por motivos militares, políticos y comerciales; durante la guerra los hombres siguen vendiendo armas a las salamandras por simple avaricia...
Leyendo el libro uno observa que muchos de estos comportamientos serían perfectamente posibles hoy en día y comprueba lo poco que ha evolucionado la humanidad desde 1936.
Por otra parte, el libro está escrito en el periodo de entreguerras, en el contexto de una Europa convulsa y en pleno auge del nazismo. Se aprecia que muchos capítulos son sátiras crueles a la política de muchos países, de forma similar a Los viajes de Gulliver de Johnatan Swift. Sin embargo, a un lector actual muchos de estos detalles se le escapan.
Forma:
Como otros libros de Capek, es formalmente singular. La historia está contada de forma lineal pero no continua. En todo momento salta de lugar cambiando de personajes (todos ellos deliciosamente humorísticos). No hay, por lo tanto, un personaje principal salvo, quizá, el capitán Van Toch al principio del libro y el señor Povondra en la segunda mitad.
La forma misma varía: desde la narración tradicional, a la recopilación de recortes periodísticos, pasando por artículos científicos, conferencias, notas al pie...
Resulta, pues, un libro muy singular y extraño de leer, pese a lo cual es notablemente divertido y recomendable.