Una mirada a la oscuridad (Novela)
| Una mirada a la oscuridad (Novela) | |
|---|---|
| Autor: | Philip K. Dick |
| Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
| Datos de primera publicación(1): | |
| Título original: | A Scanner Darkly |
| Revista o libro: | Libro independiente |
| Editorial: | {{{Editorial}}} |
| Fecha | 1977 de {{{Año}}} |
| Publicación en español: | |
| Publicaciones(2): | Libro independiente |
| Otros datos: | |
| Saga: | No pertence a ninguna saga |
| Premios obtenidos: | Premio Británico de Ciencia Ficción |
| Otros datos: | Adaptaciones: A Scanner Darkly |
| Fuentes externas: | |
| Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
| ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
| Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
| Notas: | |
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Philip K. Dick ({{{Año}}})
Philip K. Dick (1977)
Se trata de una de las mejores y más sólidas obras de Philip K. Dick.
Narra la historia de Bob Arctor, un policía infiltrado en un grupo de drogadictos con el fin de acceder hasta los distribuidores de la red a la que persigue.
Dentro de este argumento, que muy bien podría ser de una novela policiaca clásica, Dick introduce elementos claramente de ciencia ficción, como los trajes que usan los policías infiltrados para presentarse ante sus superiores sin poder ser identificados o la misma naturaleza de la droga cuya distribución investiga Arctor: la substancia D.
Sin embargo, la investigación policial no es más que el hilo conductor de la historia. Valiéndose de ella Dick elucubra acerca de sus principales temas: las dudas de los personajes acerca de su propia personalidad y acerca de la misma realidad.
Tabla de contenidos
Los personajes:
Cuando Arctor se presenta a sus superiores no lo hace bajo este nombre, sino bajo el nombre falso de Fred.
Al principio de la novela Arctor/Fred es muy consciente de esta doble personalidad. sin embargo, a medida que la historia evoluciona, su estabilidad emocional se debilita, en parte por la enorme tensión que supone vivir de continuo esta falsa vida y, en parte también, debido a los efectos de la sustancia D que debe ingerir para mantener su fachada frente a los drogadictos junto a los que convive.
Fred deja de ser consciente de que es también Arctor y cuando ve grabaciones de éste último no es consciente de que se está viendo a sí mismo. Ve a Arctor como una persona que le es ajena, cuyos actos y motivaciones desconoce y a quien acaba persiguiendo como auténtico sospechoso.
La realidad:
La sustancia D afecta a Arctor hasta el punto de que la misma realidad se vuelve confusa: ve alucinaciones que se le presentan también como reales en las grabaciones, o fracasa en los tests psicotécnicos, al confundir las figuras que se le presentan.
El mismo Dick ironiza al poner en boca de uno de lo psicólogos que realizan el test la afirmación de que, al ser test realizados por el gobierno, el sello del gobierno en la cartulina con la figura de un perro es lo que garantiza que la figura se trata realmente de un perro, como si la realidad dependiera de un sello oficial.
Un infierno personal:
Pero lo más importante de la novela no son estas disquisiciones, muy habituales en la obra de este autor. Lo más estremecedor de Una mirada a la oscuridad es el retrato que hace del mundo de la droga, un infierno que el propio Dick conoció personalmente.
En la novela Arctor y los personajes que lo rodean se ven confundidos por una realidad que les es cada vez más compleja y confusa a medida que sus mentes se debilitan por efecto de la droga. De esta forma, las conversaciones se alargan en bucles estúpidos y los temas más triviales se vuelven trascendentales para ellos, cuando tratan de encontrarle un sentido.
El libro termina con una nota del propio Dick en la que narra parte de su experiencia personal con este mundo. Califica la drogadicción no de una enfermedad, ya que es una decisión consciente, sino de un error de juicio, y termina con una emotiva lista de personas a las que conoció y que terminaron muertas o psicológicamente hundidas a consecuencia de la drogadicción.
Premios:
Obtenidos:
Finalista:
- 1978: Premio John W. Campbell Memorial
- 1978: Premio Locus a mejor novela de 1977 (sexto puesto)
