Un mundo devastado
Un mundo devastado | |
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Autor: | Brian W. Aldiss |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Earthworks (?) |
Revista o libro: | Libro independiente |
Editorial: | {{{Editorial}}} |
Fecha | 1965 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Libro independiente |
Otros datos: | |
Saga: | Libro independiente |
Premios obtenidos: | No se le conocen |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Brian W. Aldiss ({{{Año}}})
Brian W. Aldiss (1965)
Un mundo devastado es una historia ambientada en un futuro distópico que bien podría ser el paso posterior de ¡Hagan sitio, hagan sitio!.
En este mundo la tierra ha sido sobreexplotada y las técnicas agrícolas, con pesticidas y fertilizantes cada vez más agresivos, han terminado de contaminar el suelo por lo que las ciudades se elevan sobre altas plataformas y la agricultura es una labor tan peligrosa que se destina a los reclusos (prácticamente es una condena a muerte).
El protagonista es uno de estos reclusos que, gracias a una delación, es indultado y destinado a un barco que se dedica a transportar tierra no contaminada a Europa desde África (un continente que, debido a su subdesarrollo, mantiene todavía suelos limpios).
La historia comienza cuando llega al barco un cadáver suspendido de una unidad antigravitatoria (algo habitual entre los ricachones enfermos del corazón). Este cadaver transporta en su bolsillo unas cartas que el protagonista se guarda para él. Cuando el barco encalla, el protagonista es apresado y estas cartas lo implican en una conjura políta cuyo objetivo es asesinar al presidente de África para lograr una guerra mundial.
Irónicamente, en un mundo tan sobreexplotado y que ha sido incapaz de llevar a cabo políticas de control de natalidad, la idea de una guerra nuclear es algo que muchos apoyan. Cierto que la pérdida de vidas será trágica pero, según los partidarios de la guerra, mantener a los miles de millones de seres que habitan el planeta en las condiciones en que lo hacen sería todavía más inhumano. Así, la guerra, con sus devastadores efectos, reduciría la población: sería un mal menor.