Lux Aeterna
Lux Aeterna | |
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Autor: | Javier Negrete |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Lux Aeterna |
Revista o libro: | Nova ciencia ficción nº83 |
Editorial: | {{{Editorial}}} |
Fecha | 1996 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Premio UPC 1996 |
Otros datos: | |
Saga: | Relato independiente |
Premios obtenidos: | Premio UPC (Mención especial) |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Javier Negrete ({{{Año}}})
Javier Negrete (1996)
La historia:
La historia tiene lugar en un futuro muy lejano en el que la humanidad se encuentra dominada por los Pantócratas, una forma de deidades que tienen sometida a la humanidad. Nadie sabe de dónde vienen estos seres, pero se dividen a la humanidad y cada uno reina sobre los suyos sin ser jamás desobedecidos. Su poder es tal que pueden hacer desaparecer sistemas planetarios enteros.
El protagonista es Virgan. Su Pantócrata se encapricha de Rosaura, su amante, y se la lleva a su mundo, un universo paralelo en el que es dueño y señor de todo, incluídas las leyes físicas.
Virgan decide rescatar a Rosaura y, del mismo modo que Orfeo descendió a los infiernos para rescatar a Eurídice, se adentra en el universo del Pantócrata ayudado por un extraño matemático.
Estilo:
Pese a que la idea es interesante (retomar una leyenda clásica y llevarla al terreno de la ciencia ficción), el estilo de la narración no está a la altura.
Aparecen tecnologías como la del "holograma", que hoy resultan modernas pero que en una época tan futura como la que se adivina deberían ser tan obsoletas como lo es ahora un espejo (por mucho que hace decenas de miles de años resultara un objeto misterioso y desconcertante)... Aparecen inventos como la "plastipiedra" que recuerda al "plastiacero" de las novelas de la edad de oro; entonces este recurso podría ser válido, pero hoy resulta demasiado manido... Se introduce de forma forzada en las conversaciones la explicación de conceptos como las supercuerdas, algo que, de ser cierto, en esa época debería ser tan conocido como lo es hoy en día la Relatividad o, de ser falso, tan ingenuo como el geocentrismo...
La novela no sólo cae en estos errores, sino que el estilo es irregular, en algunas ocasiones demasiado rebuscado y, en otras, demasiado rápido y coloquial.
En general, parece escrita por un escritor novel y al lector le queda el regusto amargo que deja el intuír que la misma historia, narrada con un lenguaje más sencillo y natural habría resultado mucho más interesante.
Premios:
- 1995: Premio UPC de novela corta (Mención especial)