Crónicas marcianas (Serie)
- Nota: Este artículo se refiere a la miniserie de televisión de 1980. Para otros usos consultar Crónicas marcianas (Desambiguación).
Crónicas marcianas (Serie) | |
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Ficha técnica | |
Título original: | The Martian Chronicles |
Nacionalidad: | EE.UU. |
Estreno 1: | 27 de enero de 1980 |
Duración: | 3 partes. 4 horas 43 minutos. |
Ficha artística | |
Dirección: | Michael Anderson |
Guión: | Richard Matheson (Basado en la antología homónima de Ray Bradbury) |
Producción: | Ted Moore |
Fotografía: | |
Música: | Richard Harvey y Stanley Myers |
Reparto: | Rock Hudson (Coronel John Wilder), Gayle Hunnicut (Ruth Wilder), Daren McGavin (Sam Parkhill), Roddy McDowall (Padre Stone), Joyce Van Patten (Elma Parkhill), Fritz Weaver (Padre Peregrino) |
Información suplementaria | |
Otros datos: | No hay otros datos |
Imdb: | Ficha en Imdb |
Notas: | |
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Michael Anderson (1980)
Michael Anderson (1980)
Se trata de la adaptación a televisión de la antología homónima de Ray Bradbury.
Tabla de contenidos
La serie:
El guión ha sido realizado por Richard Matheson, lo que junto a la magnífica base original de Bradbury le debería haber dotado de una cierta calidad.
Sin embargo, se trata de un producto claramente televisivo, como lo demuestra su pobre producción. Los vestidos y los decorados son muy simples, evidenciando que se trata de de cartón piedra; los elementos de atrezzo son igualmente pobres y carentes de textura; y los vestidos parecen compuestos con capas y monos tomados de los vestuarios del almacén apenas retocados.
Otro grave defecto es el intento de "modernizar" la historia, de hacerla más creíble, algo absurdo cuando el mismo Bradbury consideraba que sus Crónicas eran más fantasía que ciencia ficción. De esta forma, las historias de las expediciones se alternan con imágenes de un centro de control de la NASA absolutamente innecesario, prescindible, y que rompe el ritmo de la historia. Lo mismo puede decirse de algunas de las maquetas, que en un intento de parecer realistas dejan de lado la magnífica estética pulp de la edad de oro que uno imagina al leer el libro.
Lo peor es, sin duda, la música: una serie de notas de órgano electrónico que rompen cualquier posible magia que la serie pudiera intentar transmitir.
Pese a todo lo anterior, la serie es un producto interesante (no exactamente "bueno", sino "interesante"). Es una lástima que no se le hubiera dotado de algo más de presupuesto y aprecio a la estética pulp.
Los episodios:
Primer episodio: La expedición:
Narra las tres primeras expediciones. El episodio va de peor a mejor. Comienza con Ylla (1950), relato cuyo espíritu no conserva, y sigue con las historias de la segunda y tercera misiones (La tercera expedición (1948) y Aunque siga brillando la luna (1948); la serie se salta el relato Los hombres de la Tierra).
Estas dos últimas historias son más fieles al original, especialmente la tercera, que se esfuerza en demostrar la barbarie de los humanos comportándose de forma irresponsable e irrespetuosa ante las ruinas de una civilización milenaria.
Segundo episodio: Los colonos:
Este segundo episodio comienza con la raza marciana casi extinta.
La primera parte alterna el relato de El marciano (1949) con la de un par de sacerdotes. Éstos son personajes que no existen en la antología original pero que, sin embargo, no desentonan, dando un cierto interés con la obsesión del padre Peregrino en encontrar de alguna forma al Jesucristo marciano.
La segunda parte corresponde al relato Fuera de temporada (1948).
La primera parte tiene una realización aceptable: no es tan difícil crear una ciudad de barracones metálicos, y las escenas de construcción quedan bastante creíbles rodándolas en obras auténticas. Es cierto que los barracones se ven demasiado limpios, sin la textura que da el tiempo a las cosas, Sin embargo, incluso así es muy superior a las escenas de la segunda parte, en las que la carrera de barcos de arena evidencia el escaso presupuesto de la producción.
Tercer episodio: Los marcianos:
La tercera parte comienza tras la Tercera Guerra Mundial que ha devastado la Tierra, cuando los pocos supervivientes que quedan en Marte tratan de rehacer sus vidas.
Esta parte mezcla los relatos Los pueblos silenciosos (1949) (que es totalmente alterado respecto a la versión de Bradbury, sustituyendo la tensión inicial con unas escenas humorísticas, y el chiste final por una innecesaria trascendencia) y Los largos años (1948) (que habría sido mejor tratado si no lo hubieran mezclado con el anterior).
Concluye con los relatos Encuentro nocturno (1950) y El picnic de un millón de años (1946).
Premios:
Finalista:
- 1981: Premio Hugo a mejor representación dramática