Mala imagen del sector de la construcción.

El siguiente texto, junto con el que se puede leer en la sección de salud, forma parte de un artículo en el cual los autores abordan la problemática de la siniestralidad en el sector de la construcción.

 

La actividad constructora se sigue considerando como altamente peligrosa. Una valoración a la que contribuyen los datos estadísticos de siniestralidad laboral, que ponen de relieve los elevados riesgos de esta actividad. Sin embargo, las causas de esta alta siniestralidad no residen exclusivamente en estos riesgos sino que influyen otras cuestiones que es preciso analizar.

Mala Imagen

Uno de los problemas más graves del sector viene dado por la dificultad creciente de incorporar nuevos aprendices y que estos jóvenes se interesen por las ofertas de formación en oficios de la construcción. A pesar del incremento experimentado en la juventud ocupada en el sector, gracias a los Programas de Escuelas Taller y Casas de Oficios, el interés por permanecer en el mismo sigue siendo escaso o nulo. Es decir, el sector de la construcción ofrece una imagen poco atractiva entre la población en general, y entre los jóvenes en particular.

El duro trabajo físico, las condiciones climatológicas, las condiciones de trabajo (a menudo poco favorables), el elevado riesgo de accidente, los ingresos irregulares, la precariedad del empleo debida a la excesiva variabilidad de la demanda y la, frecuentemente, excesiva duración de la jornada, son demasiados factores en contra y pueden con las escasas ventajas (como trabajar al aire libre) que podemos encontrar.

Esta mala imagen es un verdadero peligro para el sector de la construcción, ya que la evolución natural de este trabajo exigirá a los obreros ser capaces en el futuro de organizarse de manera más autónoma, así como relacionarse más con los otros oficios. Esto exigirá una cualificación y esfuerzos en formación complementarios. Por otra parte, la mala imagen no deja a las empresas otra opción que contratar a los jóvenes menos aptos para asegurar el relevo de los obreros cualificados. En resumen, a los trabajadores menos aptos se les debe impartir la formación más compleja. En consecuencia, no solo está en peligro el relevo de los obreros cualificados sino también la mejora que debe exigirse a la estructura actual del sector de la construcción.

Este problema no se sitúa solamente en España sino que se generaliza a todos los países de la Unión Europea excepto Suecia, tal y como se establece en el Proyecto Leonardo da Vinci. De hecho, en Suecia, el número de demandantes de formación en este sector es dos veces superior a la cantidad de plazas disponibles.

Las razones que se exponen en el Proyecto mencionado para que la población sueca juzgue de manera positiva los oficios de la construcción se resumen en las siguientes:

Emprender esfuerzos considerables para revalorizar el trabajo en la construcción. Por ejemplo, describir los oficios de la construcción como interesantes aunque exigentes ya que para realizarlos es necesario adquirir una formación de alto nivel.

Los salarios son más elevados (alrededor de un 20% más) que en los otros sectores de la industria.

Las empresas de la construcción en Suecia hacen “convenios de grupo”. Es decir, el modo de remuneración está ligado a los trabajos realizados por todo el equipo. Por lo tanto, a los miembros de un equipo les interesa que los compañeros que se integren nuevos en el grupo sean cualificados y solidarios y les alientan a ello para que no entorpezcan los intereses del grupo.

La buena imagen del sector, la seguridad en el empleo y la alta protección contra los accidentes hacen que los suecos consideren atractivos estos puestos de trabajo.

En conclusión, la situación sueca aporta una serie de buenas ideas para mejorar la imagen del sector y atraer a los jóvenes más capacitados que sería necesario exportar a otros países, entre ellos España.

Como resumen, debemos resaltar la necesidad de implantar una cultura de la prevención. Esta cultura preventiva vendría dada por la formación en esta materia así como la concienciación de empresarios y trabajadores en la necesidad de la misma. Estos dos factores llevarían a la necesaria integración de las actividades preventivas en el propio sistema constructivo, fundamento del concepto de seguridad.

 

Camino López, Miguel A., Dr. en Ciencias Económicas macamino@ubu.es
Fontaneda González, Ignacio, Dr. Ingeniero Industrial.
Sánchez Sáiz, Rosa, Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos
Profesores de Prevención de Riesgos Laborales en la Universidad de Burgos.

 

Artículo íntegro.

 

 

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