Alcoholismo juvenil.

Resulta inaceptable que quienes son menores de edad a todos efectos legales estén autorizados para adquirir y consumir alcohol libremente desde los 16 años.

Los datos de consumo juvenil son escalofriantes: la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar de 2000 revela que el inicio promedio al consumo de alcohol comienza a los 13,6 años y, a diferencia del tabaco o el cannabis, sólo un 42% de los jóvenes percibe el riesgo derivado de la ingesta de bebidas alcohólicas.

Además, la gravedad del fenómeno alcanza a ambos sexos, siendo el porcentaje de chicas que consume alcohol superior al de los chicos.

El alcohol produce sobre el organismo un efecto tóxico directo y acumulativo, incluyendo un amplio rango de alteraciones del aparato digestivo, como úlceras, pancreatitis y cirrosis, así como lesiones irreversibles en los sistemas nerviosos central y periférico, originando desmayos, alucinaciones, temblores, síndrome de abstinencia y el delírium trémens, que puede ser mortal.

Según datos clínicos, la peligrosidad de esta conducta tolerada socialmente alcanza una amenaza suplementaria por la vulnerabilidad mayor en los adolescentes que las personas adultas, incurriendo en riesgos considerables con consumos superiores a las 14 ó 21 unidades de bebida semanales respectivamente para chicas o chicos (una unidad equivale a una cerveza o un vaso de vino).

Según los psiquiatras Rubio y Santo Domingo, autores de Guía práctica de intervención en el alcoholismo, el consumo de alcohol, que causa trecemil muertes anuales en España, se debe al cambio de hábitos, siendo la ingesta compulsiva de alcohol por parte de los jóvenes durante los fines de semana uno de los factores clave.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de jóvenes que consumen alcohol aumentó más de un 20 %, en los últimos 10 años. Igualmente se señala, en otras fuentes, que los problemas derivados del alcohol están aumentando en todo Occidente desde 1980, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y la Europa oriental, así como en los países en vías de desarrollo. Según algunos autores, en los últimos años España ha pasado a ocupar el indecoroso segundo lugar en el mundo en tasas de alcoholismo.

Nos compete a todos los adultos, y especialmente a los representantes políticos, sanitarios, educadores y progenitores, abordar con decisión y urgencia medidas familiares, educativas y administrativas para atajar tan acuciante y extendido problema social.

Es realmente apremiante una legislación que prohíba y persiga el consumo de alcohol hasta los 18 años.

Es preciso aplicar la normativa vigente, mediante una eficaz inspección de todas las autoridades públicas implicadas, para desterrar esta tragedia que conocemos y que parece deseamos ignorar: la catastrófica embriaguez semanal de muchos de nuestros menores de edad.

 

 

Mikel Agirregabiria Agirre
kideak@agoranet.es
www.mikelagirregabiria.tk
Artículo íntegro.

Índice de revistas
Página principal de Alt+64