En 1.984 (año, por otra parte, muy significativo para la ciencia-ficción) fue publicada Neuromante, de William Gibson, novela que supuso una revolución en el mundo de la C-F. El año antes había sido estrenada Blade runner, de Ridley Scott, y ambas juntas, película y novela, fundaron la base para el movimiento llamado posteriormente ciberpunk.

El principal acierto de esta novela no fue tanto la invención de nuevos conceptos, sino dar forma conjunta a una serie de elementos, que ya habían sido descritos por otros autores, pero que nunca habían sido unidos en un todo compacto.

De esta forma aparecen reunidos temas como ordenadores, redes globales (a las que Gibson dio el nombre de matriz y para las que inventó el término ciber-espacio), Inteligencia Artificial, colonias espaciales, vuelos extraatmosféricos, implantes neurales, clínicas piratas donde se reparan ninjas clónicos...

Otro de los aciertos, al menos a nivel narrativo, fue el modo de describir el mundo y la tecnología que rodea a los personajes. En este libro el autor no se detiene a explicar al lector aquellos elementos que no existen en el mundo real, sino que es el lector quien debe tratar de comprenderlos a partir de las conversaciones y actos de los protagonistas. Así, en el libro no se explica lo que es el simestim, del mismo modo que nadie explicaría hoy en día qué es una televisión. De esta forma se da naturalidad a la narración, haciendo que el lector se sumerja en el mundo que crea el autor, si bien dificulta en gran medida su lectura.

Pese a ser un libro difícil de leer, resulta impresionante la capacidad de Gibson de prever en qué modo el uso y proliferación de la tecnología cambiarían nuestra forma de vida.

Es, sin duda, una de las mejores novelas de ciencia-ficción escritas hasta la fecha.

El ciberpunk:

El ciberpunk es un movimiento cultural surgido a mediados de los años ochenta y que no ha sido total o correctamente entendido.

El origen de este movimiento está en la revista Cheap Thruth (juego de palabras entre “Verdad barata” y “Verdad del chip”) en la que se publicaban relatos basados en ordenadores, Inteligencas Artificiales y Realidad Virtual. Esta revista vendría a ser algo así como lo que Astrounding fue en los años cuarenta.

Los autores inmersos en esta corriente (los llamados Mirrorshades, Lentes espejadas) basan su universo en todos estos elementos y tratan de construir un futuro en el que se analice las posibles consecuencias de la tecnología en la sociedad y el individuo.

Neuromante es la novela estrella de este movimiento; la que mejor reune todos los elementos que lo componen y la que mejor plantea su temática.

El universo de Neuromante puede parecernos hoy demasiado tópico, pero hay que tener en cuenta que fue escrita a mediados de los ochenta, antes de la existencia de Internet. De esta forma, el ciberespacio de Gibson resulta mucho más impresionante: no sólo el autor imaginó una forma (que aún hoy resulta revolucionaria) de relacionarse en un entorno global de información compartida, sino que dicho entorno, que hoy es real, estaba todavía lejano cuando la novela fue escrita.

Todo lo demás: los espacios urbanos degradados, la amoralidad de los personajes, la anomia de la sociedad, el inmenso poder de las multinacionales... todo eso que hoy nos resulta tan normal en la C-F es visto por Gibson en todo su conjunto ya desde 1.983, año en que acabó de escribir la novela (si bien no fue publicada hasta el año siguiente).

El futuro de Neuromante es un futuro al que realmente nos estamos encaminando. La tecnología influye fuértemente en nuestra vidas, convirtiéndonos en seres cada vez más solitarios, encerrados dentro de nuestras burbujas de aislamiento electrónico. La disgregación de la sociedad, de la familia y el consecuente aislamiento del individuo que todo ello genera es uno de los problemas que tendremos que afrontar en breve.

En este sentido Neuromante ofrece una visión muy pesimista que puede servirnos de modelo a evitar.