Cine: El Señor de los Anillos.

 

Una de las mayores decepciones que nos hemos podido llevar los aficionados al mundo de Tolkien es la versión que ha hecho Peter Jackson del libro "El señor de los Anillos".

El mundo de Tolkien es muy vasto y, si bien en esta obra no se trata más que de una parte (la Tierra Media), es posible percibir en la atmósfera que describe Tolkien la existencia de una gran cantidad de acontecimientos pasados, así como de una rica mitología.

La misma Tierra Media se extiende varios cientos de kilómetros, y lleva a los personajes varios meses recorrerla.

Toda esta riqueza se pierde en las películas de Peter Jackson.

Una dirección chapucera, falta por completo de ritmo, supeditada a los efectos especiales y a las coreografías de combate se afana en destrozar cualquier posibilidad que el libro pudiera ofrecer a un director más competente.

Si Peter Jackson ha decidido utilizar técnicas de dirección y realización usadas en videoclips, no puede pretender que lo que le salga sea considerado cine.

Sin necesidad de extenderme en detalles, mencionaré tan sólo algunos ejemplos de cómo una mala dirección puede estropear una obra que ofrecía tantas posibilidades.

El primero es la huida de los hobbits desde La Comarca hasta Bree. Este viaje, que en el libro lleva varios días, atravesando el Bosque Viejo y las Quebradas de los Túmulos, y en el que aparecen personajes tan dignos de mención como Tom Bombadil o los Tumularios, es tratado en las películas como un simple viaje de una noche a la aldea de al lado.

Podría argumentarse que lo reducido del metraje (unas tres horas, apenas el doble de la duración que películas con tramas mucho más complicadas) ha sido la causa de dicho recorte. Sin embargo esta necesidad de premura no ha impedido al director demorarse en combates y luchas que, en el libro, no se extienden más allá de unos párrafos (tal vez porque Tolkien tenía mucho más claro que Peter Jackson que el propio mundo en el que transcurre la historia es más importante que el número de mandobles de espada empleado en cada batalla). Habría que hacer notar que existen numerosos recursos narrativos que pueden ser utilizados para realizar una elipsis de forma correcta.

Es casi inevitable la comparación con "Willow", donde se consigue en apenas tres o cuatro planos dar la sensación de un viaje mucho más largo que lo que en el Señor de los Anillos ha llevado varias secuencias.

El segundo ejemplo está directamente relacionado con este uso del tiempo: es la absurda utilización de la cámara lenta en la huída de Frodo con Sam hacia Mordor, cuando Sam cae al agua y Frodo (a cámara lenta) lo rescata. Esto, que para Tolkien no merece más que un par de frases, da a Peter Jackson la oportunidad de demostrar su falta de valía, demorándose en dar importancia a un hecho intrascendente, aprovechando así el tiempo que le había sobrado de recortar otros acontecimientos.

Este ejemplo no es único. A menudo el director juega con la velocidad de la cámara para eliminar cualquier posibilidad de llevar un ritmo más o menos uniforme y coherente a lo largo de toda la narración.

El tercer ejemplo (extraído, como los anteriores, de la primera película, sin necesidad de rebuscar en toda la saga para encontrar chapuzas y muestras de incompetencia) es triple: la utilización de renderizados para mostrar las reacciones de ira de Gandalf en Bolsón Cerrado, Bilbo en Rivendel y Galadriel en Lothlorien. Un buen director habría sabido valerse del trabajo de sus actores, pero Peter Jackson necesita que sean los técnicos de 3D los que extraigan de un renderizado la expresividad que él no ha podido obtener de un humano.

Para el cuarto ejemplo me dirijo a la segunda película: es el combate con los wargos cuando el ejército de Rohan camina hacia el Abismo de Helm por una parte, y la actuación de Faramir por otra. Ambos acontecimientos están falseados respecto al libro o bien, directamente son inventados por Peter Jackson (al menos no aparecen así en mi edición de "El Señor de los Anillos").

El primer caso podría explicarse (tal vez) como una libertad necesaria para hacer aparecer en pantalla a Arwen (Liv Tyler) tras la caída de Aragorn por el precipicio, pero el segundo no tiene sentido ninguno. El comportamiento de Faramir en la película es diametralmente opuesto al que Tolkien describe en el libro.

Otros posibles ejemplos (la utilización de personajes importantes como Merry, Pippin y Gimli como secundarios cómicos, la estupidez de los ents, el surf de Legolas escaleras abajo en Cuernavilla...) los dejo de lado para no alargar el artículo.

Como nota positiva diré que es imposible obviar la corrección con la que Peter Jackson ha seguido las ilustraciones de artistas como Lee, Howe o los hermanos Hildebrandt, que con su trabajo nos han ayudado a dar forma en nuestra imaginación a aquellos escenarios que Tolkien describe de forma detallada y prolija.

En este sentido, las películas son un acierto, si bien el mérito recae sobre dichos artistas, así como en los especialistas en efectos especiales, que con sus maquetas y modelizados 3D han sabido realizar los escenarios y caracterizaciones.

Es, sin embargo, una lástima que este trabajo haya caído en manos de un director tan poco adecuado.

 

 

Unai Macías
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