Cine: Barry Lyndon.

Barry era un jovencito inexperto, se vio forzado a alejarse de los pechos de su sobreprotectora madre cuando, al iniciarse en la delicadeza de los senos de su prima, su incipiente trastorno de personalidad se vio impulsado a manifestarse, alimentarse y crecer.

Es el mayor "comienzo" de la historia del cine (la que yo conozco). Stanley sabe encontrar perfectamente el punto de origen que llevará a un camino de U invertida, en el excelente perfil y los no menos excelentes sombreados de cada uno de los personajes que aparecen. Entran en escena en una concatenación de casualidades no forzadas, necesarias y explicativas que juegan entre sí de modo que consiguen realidad y empatía en el espectador sensible.

Se trata de un auténtico lujo para los religiosos de los detalles, convirtiéndose cada escena en una experiencia estética y emocional sublime que se incrementa en el momento en que se vuelve a videar esta obra de arte. Sorprende a la vez que atemoriza encontrar tanta perfección, me hubiera resultado difícil creer que algo así era posible. Ahora lo he visto. Sin duda se trata de el Quijote del cine, de la ley de la gravedad y de la maduración y el proceso degenerativo de una manzana, de una persona o de la tierra.

El poder, el amor, el presente, soldados en el agua, el futuro e incluso un pasado que puedes dibujar a través de piezas clave, una incógnita para dejar que la emoción te lleve a un estado de plenitud en el que sólo se puede llorar, el amor a los soldados. Tanta crueldad y tanto amor juntos. El falso valor. Combinatorias de antagónicos. La luz y el color en la subida, complementarios que crean auténticos cuadros, la oscuridad lúgubre y frágil en la bajada. La óptima lentitud para que nada se escape. La fragilidad en la esposa con belleza más lánguida. El poder y el lado más humano en todos sus polos y en todos sus intervalos. La sensación de placer adictivo cuando sabes que vas a volver a verla y está vez será aún mejor. Riqueza mental. La carencia de un padre y ser padre, querer más y sólo tener fuerza física. Un hijastro que te habla de lo que es real. La imposibilidad de reconocer lo inevitable. Impotencia. Bloqueo. Llanto. Riqueza. Interpretaciones soberbias. Riqueza. Un reto. El camino…

Quién pudiera conocer la mente de Kubrik? ¿Quién pudiera expresar su obra con palabras?. El Sr. Lyndon ya es una obsesión. Todo lo que sube baja.

 

 

Marme

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