Deportes: Esgrima.

Pensaba inaugurar esta sección de deportes arremetiendo contra el fútbol (ya sabéis, ridiculizar un poco a quienes los practican y a quienes lo siguen). Pero me han hecho ver que éste es un recurso fácil, que sería inadecuado en el primer número de una revista y que -seamos ecuánimes- todos los deportes tienen cosas positivas. Incluso el fútbol.

Pongamos las cosas claras desde el principio: El fútbol es un deporte tan ridículo como podría serlo cualquier otro. Todos ellos no son más que juegos (o eso eran hasta que empezaron a catalizar transvases de dinero millonarios).

Lamentablemente, el fútbol ha acabado por eclipsar a todos los demás deportes hasta el punto de que para mucha gente fútbol y deporte son sinónimos, y esta visión tan restringida de un mundo tan rico (el del deporte, no el del fútbol) me deprime y me irrita a intervalos alternos.

Existen otros deportes. Aquí, en Burgos, por ejemplo, mientras que el equipo de nuestra ciudad anda por el extrarradio de la Segunda División B (creo) tenemos otros referentes deportivos que serían mucho más estimulantes para nuestro ego si nos tomáramos la molestia de hacerles un poco de caso.

La esgrima tiene una etiqueta de calidad personal que el deporte del balón está muy lejos de poder conseguir. De entrada, no parece nada decoroso eso de medir el honor vestido con unos pantaloncitos de deporte que recuerdan demasiado a la ropa interior.

En la edad media caballero no era un simple tratamiento de cortesía, sino que designaba a aquellos miembros de la nobleza baja que podían llevar espada, como signo de su categoría. A lo largo de los siglos sucesivos, a medida que las armas de fuego ganaban terreno en la eficacia del campo de batalla, el acero sin embargo no perdía su aura noble en el otro campo más reducido de los duelos de honor y las pistolas se reservaban únicamente para dar una oportunidad a los desconocedores de su manejo. Así, primero tener espada y, luego más tarde, saber manejarla eran considerados requisitos para gozar del honor.

Por eso no es de extrañar que la esgrima fuera uno de los primeros deportes olímpicos - la espada es el único deporte olímpico de origen español- y que arrastre desde siempre una asociación automática con la elite que con frecuencia le ha perjudicado a la hora de ser difundida.

Existen tres armas: la espada, el florete y el sable, y sus diferencias se reconocen fundamentalmente en las distintas partes del cuerpo que se pueden tocar y de qué modo. Mientras que la espada permite tocar en cualquier parte del cuerpo siempre que sea con la punta, lo que confiere al ejercicio mucha flexibilidad e imaginación, en sable se puede tocar también con el filo, aunque sólo en la parte superior del cuerpo, lo que obliga a una defensa más cerrada contra todo el arma y con frecuencia lleva una mayor energía y vistosidad en los movimientos. El florete, el más sutil de los tres, es un arma ligera con la que sólo se puede tocar en la chaqueta y con la punta, sus movimientos son muy rápidos y tanto en ésta como en el sable hay que estructurar el asalto en ataques, paradas y respuestas, siendo muy importante quien tome la iniciativa en cada movimiento.

En Burgos la esgrima lleva una trayectoria emergente de triunfos cada vez más notables en los últimos quince años, sobre todo en florete, especialidad en la que se han conseguido, aparte de diversos campeonatos nacionales, un par de medallas en campeonatos del mundo. Sin embargo, el futuro más prometedor lo tiene la espada, con una hornada de jóvenes de entre 20 y 25 años que ya han conseguido una infinidad de medallas, varios títulos nacionales y que empiezan a proyectarse hacia el extranjero.

Es admirable como con un presupuesto extremadamente reducido la esgrima burgalesa ha conseguido levantar todo una potencia nacional, haciendo frente a salas mucho más potentes como son Madrid y Barcelona.

El dinero y los grandes fichajes no son siempre todo, y si alquilar mercenarios que representen a clubes e incluso ciudades se ha convertido en motivo de vanidad, también existen pequeños rincones en que sin necesidad de grandes fondos se da salida a los recursos de la cantera y los frutos de este esfuerzo son especialmente gratificantes.

 

 

Alex

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