Cine: Gattaca.

 
Director
  Andrew Niccol
Productor
  Danny DeVito
Guión
  Andrew Niccol
Fotografía
  Slawomir Idziak
Diseño de producción
  Jan Roelfs
Vestuario
  Collen Atwood
Reparto
  Ethan Hawke, Uma Thurman, Alan Arkin, Jude Law, Loren Dean, Gore Vidal, Ernest Borgnine.

Introducción.

En un panorama cinematográfico en el que los efectos especiales parecen ser argumento suficiente para una película y los buenos guiones brillan por su ausencia Gattaca aparece como un pequeño oasis de buen cine completamente ignorado por el gran público.

Un vestuario y una fotografía cuidada suplen una carencia de efectos digitales, ausentes no por la austeridad de los medios, sino por un manifiesto deseo del director que delega en director de fotografía (un inconmensurable Idziak) la tarea de hacer de la película un ejercicio estético de primer orden.

Gattaca es una vuelta a los esquemas básicos de la Ciencia-Ficción. La película recoge un tema de interés en el mundo que vivimos y lo traslada a un futuro hipotético con el fin de poner de manifiesto los diferentes aspectos a debate.

Las premisas.

En un futuro no muy lejano los seres humanos son creados a partir del genoma de sus padres, que es seleccionado con el fin de obtener lo mejor de cada uno de ellos.

No es una eugenesia absoluta como la del "Mundo Feliz" de Huxley; los niños del mundo de Gattaca son auténticos hijos de sus padres. Sin embargo han sido manipulados para eliminar cualquier posible rastro de imperfección, como podrían ser la miopía, la calvicie, el alcoholismo, el cáncer o, incluso, la violencia.

La película nos muestra una sociedad aséptica y ordenada donde la contaminación ha desaparecido, las energías son renovables y no hay motivo para suponer violencia o delincuencia. Nos encontramos en la antesala de un mundo aparentemente perfecto. Pero esta perfección ha sido obtenida a costa de cualquier vestigio de humanidad. Los personajes de Gattaca son fríos; sus relaciones asépticas...

En este orden de cosas la casta más marginal del sistema es aquella formada por quienes han sido concebidos de forma natural. En un mundo de hombres y mujeres casi perfectos, estos seres son relegados a las tareas inferiores a causa de sus imperfecciones.

De forma un tanto irónica, en el mundo de Gattaca el hombre es marginado, de forma perfectamente racional, por la propia ciencia.

La fotografía.

La fotografía refuerza la imagen que el director quiere darnos del mundo que ha creado. Los lugares públicos son tan pulcros, limpios y asépticos como sus habitantes. Slawomir Idziak se recrea en la pureza geométrica de las líneas, en los colores, en el marcado perfil que separa las luces de las sombras...

Los ambientes son minimalistas: muebles de metal o de madera clara sin ningún tipo de ornamento, paredes blancas o de hormigón, grandes cristaleras que dejan pasar la luz del sol a raudales, barandillas de acero cromado...

Me gustaría subrayar la imagen de la escalera de caracol en la casa que comparten Vincent y Gerome.

La estructura de la escalera recuerda la doble helicoide del ADN. Es, a su manera, un símbolo de todo lo que la película parece querer contarnos. No es, por eso, de extrañar que aparezca de forma recurrente en las escenas que ocurren en el interior de la casa.

Independientemente de todo esto, la estética que rodea la película es sorprendente desde el momento en el que el futuro parece ser un paso atrás: los trajes, los coches... todo nos hace recordar las películas y series de Ciencia-Ficción de los años cuarenta, los mejores relatos de Asimov y casi sorprende no encontrarnos con alguno de los robots que pueblan sus sagas. El futuro de Gattaca es un futuro que se nos hace ingenuo. La misma Gattaca con sus cohetes que parten camino de las estrellas doce veces al día nos recuerda a las ilustraciones de portada de revistas tales como "Amazing stories" o "Astrounding".

Elemento de reflexión.

Pero, Gattaca es también un elemento para la reflexión, una llamada de atención, un aviso sobre las posibilidades más inquietantes (y más esperanzadoras) de una tecnología, la genética, que avanza cada vez más rápido, al margen de los diversos debates eticos y morales que suscita. ¿Es ético modificar el genoma para eliminar posibles enfermedades como el cáncer o el síndrome de Down? Y si es así, ¿cuál es la frontera de lo que consideramos enfermedad? ¿Está justificada para la miopía o para la calvicie? ¿Y para obtener una estatura correcta, ojos azules y piel clara? ¿Dónde está el límite?

En cierto modo la película hace hincapié en un problema mucho más básico: ¿Qué somos en realidad? El hombre, el ser humano, ¿es tan solo su código genético o es algo más?

A lo largo de toda la película se plantea esta duda, que va más allá de toda investigación científica. ¿Es el hombre una máquina más, medible, cuantificable? ¿Se puede definir un estándar humano, definir un hobre ideal del cual todos los demás no son sino aproximaciones

Pero todo esto es algo que va más allá de este artículo.

 

 

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Artículo íntegro.

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