Con el fin de perseguir el crimen y la injusticia los EE.UU. autorizaron a
sus servicios secretos en otros países a secuestrar a criminales perseguidos
por su país y que se habían refugiado en otros países, infringiendo todas las
normas de derecho internacional.
Sin embargo, este celo parece no funcionar en el sentido contrario.
En Diciembre de 1.984 se produjo en Bhopal (India) uno de los peores
desastres industriales de la historia. Una planta perteneciente a la
multinacional estadounidense Union Carbide explotó, produciendo entre 3.000 y
16.000 muertos y entre 200.000 y 600.000 afectados. La India pidió entonces
la detención del presidente de Union Carbide para ser juzgado; sigue libre
y disfrutando de su fortuna en los EE.UU.
Amnistía Internacional ha denunciado que más de 1.000 torturadores de
varios países viven refugiados en EE.UU. Sin embargo, y pese a su conocimiento
del caso, el Gobierno estadounidense no ha actuado en ningún momento al
respecto.
Recientemente, la mayor parte de los países miembros de las Naciones Unidas
han firmado un acuerdo según el cual se da nacimiento a la Corte Penal
Internacional, un organismo que permitirá perseguir a los culpables de crímenes
de guerra y contra la humanidad.
EE.UU. se ha negado a aceptar este texto. Pese a su presunta implicación
en acabar con el crímen internacional, sus propios soldados resultarán
impunes de los resultados de sus actuaciones. Los responsables de la muerte
de cientos de civiles como resultado de errores en la planificación de
acciones militares no serán jamás juzgados.