Un puzzle de los EE.UU.

Algunas cifras acerca de su propio país.

Justicia carcelaria.

  • Sólo el 12% de la población estadounidense son de raza negra, pero el 37% de los encarcelados por tráfico de drogas son negros, así como el 42% de los condenados a muerte.
     
  • Entre 1.973 y junio de 2.000 han sido ejecutadas más de 500 personas. De las 432 personas ejecutadas entre 1.977 y 1.997, la tercera parte (144) lo fueron en Texas. En 2.001 fueron ejecutadas 66 personas.
     
  • De los ejecutados entre 1973 y 1997, el 37% eran negros. Casi la mitad de las víctimas de homicidio son negros, pero al 83% de los ejecutados los condenaron por el homicidio de un blanco. Es más fácil ser ejecutado si se es negro o si la víctima es blanca.
     
  • Uno de cada tres hombres negros irá a prisión a lo largo de su vida, sin contar los que ya están en las cárceles, los que están en libertad bajo palabra, ni los que están en libertad condicionál.

Ante estas cifras se podría argumentar que el alto número de ciudadanos de raza negra encarcelados se debe a que delinquen en mayor número que los ciudadanos blancos. Sin embargo, ante este argumento habría que recordar que los negros son también los ciudadanos más azotados por la pobreza.

Modelo de sociedad.

En un modelo de sociedad liberal como el de EE.UU., el Estado se desentiende de la educación y de la atención sanitaria de sus ciudadanos, limitándose a cumplir con unos mínimos que en Europa consideraríamos inaceptables. De esta forma recae sobre el ciudadano la tarea de suscribir un seguro médico o encontrar la forma de financiar los estudios de sus hijos.

Las ventajas de este sistema recaen en el mercado, no en los ciudadanos. Una reducida presión fiscal aumenta los beneficios empresariales favoreciendo la creación de nuevas empresas. Además, la escasa carga burocrática acelera muchos procesos, de forma que el mercado es mucho más ágil.

Nadie puede negar estas ventajas, y la prueba de ello es que, en efecto, EE.UU. posee sin la menor duda, la economía más poderosa del mundo. Sin embargo, este sistema desfavorece a las clases menos pudientes que son privadas de toda ayuda social.

Las víctimas de este modelo son los ciudadanos de más bajo nivel económico (negros, hispanos, inmigrantes, pobres, analfabetos, enfermos...), que no pueden costearse una educación o una sanidad de calidad.

Pobreza.

Desigualdades.

También según datos de 1.995:

  • El 5% más rico de la población se lleva el 33% de la renta; el 20% más pobre el 4%.
     
  • Las ganancias promedio de más de 73 millones de trabajadores y empleados de todas las empresas privadas subió el 142% entre 1.975 y 1.995, por debajo de la tasa de inflación acumulada (183%). Los salarios y bonificaciones de los ejecutivos mejor pagados han aumentado en un promedio del 951% en el mismo periodo: cinco veces la tasa de inflación.
     
  • De 1.973 a 1.993 los salarios reales de quienes no acabaron el bachillerato se redujeron en un 23%; el de los que lo acabaron pero no hicieron otros estudios en un 17%; los que dejaron pronto la universidad también vieron bajar sus salarios en un 7%. Los salarios de los que hicieron el "college" subió en un 5%. Los realmente beneficiados han sido los ejecutivos y quienes cursaron estudios superiores.

Libertades.

Pese a su fama de "Paraíso de la Libertad", en EE.UU. los Servicios de Seguridad tienen total acceso a la vida privada de sus ciudadanos, de manera que todo el país se convierte en un auténtico estado policial.

Los productos de encriptación siguen en EE.UU. la misma reglamentación que regula la munición, de modo que la exportación de dichos productos se realiza de forma muy controlada o, incluso, se prohibe. Un ejemplo puede ser el caso del PGP, uno de los programas de encriptación más utilizados hoy en día. Las versiones para su utilización en otros países están recortadas, de modo que los usuarios no estadounidenses o canadienses de PGP ven comprometida la privacidad de sus comunicaciones.

Además de este caso, muchas empresas estadounidenses de software, como por ejemplo Microsoft, colaboran con el Gobierno, proporcionando a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) llaves que permiten abrir sus sistemas.

Pero no se trata sólo del caso concreto de los sistemas informáticos. Los Servicios de Seguridad estadounidenses han tenido siempre total libertad para intervenir y vigilar la vida de sus conciudadanos en contra de sus propias leyes. Los nuevos sistemas de tratamiento automatizado de información sólo vienen a ayudar a una política que se ha desarrollado desde siempre.

En este sentido es digno mencionar la red Echelon, con la que el Gobierno estadounidense vigila todas las comunicaciones internacionales en busca de información que le pueda ser util en cualquiera de sus fines. De esta forma, todos, no solo los ciudadanos estadounidenses, somos vigilados de forma ilegal por su Gobierno.

Toda esta situación se ha agravado desde el 11-S.

A raíz de los atentados de las Torres Gemelas el Gobierno estadounidense ha elaborado diferentes leyes que facilitan la investigación de sospechosos, cuyas comunicaciones pueden ser intervenidas y sus vidas investigadas en algunos casos sin necesidad de permisos judiciales y sin que el investigado pueda nunca llegar a saber que ha sido investigado.

Uno de los planes más ambiciosos que se llegaron a barajar pretendía destinar presupuestos para contratar a determinadas personas (carteros, porteros, camioneros y, en general, personas con acceso a la vida de los demás o con gran movilidad) para investigar a sus conciudadanos. El plan pretendía contratar hasta a un 4% de la población (la famosa Stasy de la RDA sólo empleaba a un 1% de la población).

Además de la intervención en la vida privada, los EE.UU. llevan a cabo una censura sobre los medios de comunicación, muchas veces con la colaboración de dichos medios, que rechazan determinados artículos sin necesidad de que el Gobierno tenga que censurarlos.

Todo esto se evidenció en el atentado de las Torres Gemelas. Las cadenas de televisión no emitieron imágenes que dieran idea de la magnitud del atentado, impidiendo que se vieran cuerpos mutilados o cadáveres. Varias cadenas de radio censuraron una lista de 150 canciones entre las que se encontraban títulos de Louis Armstrong, Lennon o Simon & Garfunkel.

Tal vez el caso más flagrante de hasta qué punto el Gobierno de EE.UU. no siente el más mínimo respeto hacia las libertades individuales sea el desvelado en el diario The Albuquerque Tribune en la década de los noventa.

Este diario desveló el caso de 18 individuos, ciudadanos estadounidenses, a los cuales les fue administrado plutonio en la década de los 40 sin su conocimiento ni, por supuesto, consentimiento. El fin era investigar los efectos de esta sustancia, entonces casi desconocida, en el organismo. Las identidades de 13 de estos 18 cobayas involuntarios continúan, aún hoy, en el anonimato.

 

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