El dilema iterado del prisionero

Dentro de la Teoría de Juegos, que trata de establecer las pautas de comportamientos más ventajosas dentro de cada esquema, tenemos el llamado "Dilema iterado del prisionero".

Supongamos el siguiente caso: Dos prisioneros, Pedro Mantecas y Juan El Tuerto han sido acusados de robo y asesinato. La Policía los ha separado y les hace a cada uno la misma oferta: si confiesa acusan al otro del asesinato y a él le cae sólo la pena por robo. De esta forma le imponen una condena de tres años. Por el contrario, si ninguno confiesa les cae a ambos una condena de cuatro años, y si ambos confiesan les cae una de cinco. El cuadro siguiente representa la situación para el Mantecas.

 

El Tuerto El Mantecas
  Confiesa Calla

Confiesa 5 años 7 años
Calla 3 años 4 años
 

A cada uno de los prisioneros se les plantea el siguiente dilema: Haga la que haga el otro, les es mejor confesar. Sin embargo ambos forman una banda habitual. Si ambos confiesan, por cada crimen (son muy torpes y los cogen siempre) cumplen cinco años cada uno, mientras que si callan sólo cumplen cuatro.

Esto es lo que se conoce como dilema iterado del prisionero. En cada turno a cada jugador le conviene traicionar al otro, pero a la larga se demuestra mejor una estrategia de colaboración.

Basándose en estas condiciones de juego se han ensayado muchas estrategias, sometiéndolas luego a juegos en varios turnos confrontándolas dos a dos. Algunas estrategias son muy simples (colaborar siempre -Ingenuo-, traicionar siempre -Traidor-...). Otras son más complejas (comenzar colaborando y repetir la anterior estrategia del adversario -Toma y Daca-, comenzar colaborando hasta que el otro traiciona y después traicionar siempre -Rencoroso-...).

El caso es que las ligas celebradas entre estrategias demuestran que, si bien la estrategia del Traidor siempre gana lo mismo o más que su adversario (nunca menos) por lo general, teniendo en cuenta la cantidad de puntos obtenidos de media por confrontación, la mejor estrategia es la de Toma y Daca.

La explicación es evidente: lo mejor, en principio, es que colaboren ambos jugadores, pero si uno traiciona el otro debe traicionar. Ingenuo siempre pierde frente a Traidor, pero Ingenuo contra Ingenuo ganan más que Traidor contra Traidor. Toma y Daca, en la práctica, se comporta frente a Traidor como Traidor (sólo pierde el primer turno, y a la larga iguala prácticamente su puntuación) y frente a Ingenuo como Ingenuo. Es más: Toma y Daca se comporta frente a Toma y Daca como Ingenuo frente a Ingenuo.

Se han probado muchas estrategias, algunas muy complejas, otras no tanto (empezar traicionando y repetir la última jugada del anterior -Toma y Daca Desconfiado-, comenzar colaborando y traicionar si el contrario colabora -Aprovechado-...).

El caso es que, si bien no hay una estrategia óptima, pues hay casos en los que la estrategia A gana a la B, la B a la C y la C a la A, en general Toma y Daca es la mejor opción.

Esta teoría de juego demuestra que, cuando los medios son limitados (es decir, no pueden colaborar para ganar ambos) y el contrincante es siempre el mismo es mejor traicionar (por ejemplo, tribus agricultoras y vecinas en una tierra poco fértil deben combatir por los terrenos de cultivo si quieren crecer y prosperar), mientras que cuando uno se va a enfrentar a muchos contrincantes y en muchas ocasiones (relaciones con otros miembros de la tribu) es mejor la opción de Toma y Daca, pues a la larga se sale ganando.

Esto se ve en el comportamiento humano, que tiende a colaborar en círculos cerrados y a traicionar en círculos abiertos.

Hoy en día, los recursos del planeta son más que suficientes, y la globalización hace que todos interactuemos de alguna forma con todos, por lo que nos convendría colaborar, pero estamos demasiado condicionados genéticamente a la traición.

 

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